Notas de coyuntura (Parte III) Emergencia de otras subjetividades políticas dentro de la movilización social.
Estas notas para el análisis de coyuntura son el resultado del trabajo conjunto de Kavilando, Ciam y Cedins.
Durante los últimos tres años ha acontecido la emergencia y el fortalecimiento de diferentes sujetos políticos dentro de las movilizaciones y las manifestaciones dadas en el marco de los paros nacionales. Estos sujetos, encarnados en organizaciones, activistas, líderes y ciudadanías no organizadas; han constituido sus propias agendas, estrategias y repertorios de lucha, así como sus propias distancias frente a la articulación y el reconocimiento de la legitimidad de otras subjetividades políticas tradicionales o contemporáneas.
Algunas se manifiestan como movimientos feministas y de mujeres, de disidencias sexuales y de género, ambientalistas y ecologistas y las primeras líneas. Todas estas expresiones organizadas y no organizadas, se manifestaron a nivel nacional en el marco de las movilizaciones y las manifestaciones que desde el 2019 se han encontrado en el Paro Nacional.
Con esto no queremos decir: a) ni que todas las mencionadas subjetividades emergieron propiamente del Paro, como si es el caso de las primeras líneas, b) ni que estas son las únicas subjetividades emergentes, pues falta profundizar sobre los colectivos artísticos de calle, de comunicación alternativa, skaters, entre otros; c) ni que éstos sean los únicos sujetos que componen la movilización social, ya que sindicalistas, profesores, campesinos, indígenas, estudiantes, partidos políticos y trabajadores, siguen ocupando lugares preponderantes en la preparación y organización de los escenarios de acción colectiva.
Movimiento feminista, de mujeres y disidencias sexuales y de género.
Particularmente el movimiento feminista y de mujeres, es, sin lugar a dudas, el que mayor crecimiento ha detentado en las últimas dos décadas en el país. Con una explosión ingente de organizaciones y simpatizantes no organizadas, las feministas y las organizaciones de mujeres no dejan de crecer tanto en número, en capacidades militantes, como en espacios de injerencia y de articulación alrededor de todo el país. Si bien la realidad de los cuerpos feminizados sigue siendo precaria frente a la acumulación de capitales económicos, culturales y políticos que detentan los hombres en nuestra contemporaneidad, la lucha feminista y las políticas de género tienen cada día más relevancia en las agendas mediáticas, los ámbitos académicos y los escenarios de disputa política.
Ejemplo de ello, es el primer movimiento político electoral feminista del país: Estamos Listas. Éste proyecto demuestra que el movimiento feminista y de mujeres, está cada día más determinado en consolidar una política feminista en la que sean las lideresas, las que ocupen y participen en los escenarios de la política institucional estatal.
Estamos Listas logró recolectar 94.209 firmas, de las cuales 74.005 fueron avaladas por la Registraduría, para lanzar a 11 mujeres y disidentes sexuales y de género como candidatas para el Senado en los próximos comicios electorales. Actualmente, el movimiento cuenta con 2.290 mujeres y por decisión mayoritaria, han decidido respaldar la candidatura de Francia Márquez a la presidencia. Se tendrá que esperar a los resultados electorales para saber si la campaña política y la capacidad de influencia y reconocimiento, tanto dentro del movimiento feminista y de mujeres como en el de los simpatizantes, es suficiente para que, a través de la lista cerrada, logren superar el umbral de 550.000 votos que es el aproximado a alcanzar para una curul al senado.
Por otra parte, en cuanto a la movilización social, se convocaron a diversas marchas, plantones, acciones y conversatorios feministas a nivel nacional, en razón de las agresiones y violencias sexuales ejercidas por diversos actores en el marco del Paro Nacional. Por ejemplo, marchas feministas en varias ciudades y regiones frente al abuso sexual y el suicidio de Alison Meléndez en Popayán.
Con expresiones como el Vogue, el canto, la poesía, los podcasts, los performances, entre otros, el aporte feminista a las movilizaciones amplía la construcción de repertorios culturales y artísticos que cuestionan la legitimidad de los discursos y las prácticas patriarcales que se ciñen de maneras diferenciadas sobre todos los cuerpos feminizados. Para las organizaciones feministas del suroccidente del país, la participación en las mingas, las caminatas hasta Bogotá y Cali y el Paro Cívico de Buenaventura, fueron determinantes a la hora de establecer nuevos escenarios de lucha, de participación, reconocimiento y alianza.
En medio de la transición que hay entre el 2019 y el 2020 debido a la pandemia por el COVID-19, hubo un escenario de incertidumbre y recelo para el movimiento social frente a la responsabilidad de convocar o no a marchas por el Paro Nacional. Es entonces, que en medio de la precariedad y la hipervulnerabilización de los cuerpos históricamente marginalizados por las consecuencias económicas de la pandemia, que la Red Comunitaria Trans convoca de manera efectiva a la primera gran marcha después de la cuarentena y en medio de la pandemia. El 3 de julio de 2020 se llevó a cabo la marcha trans, que no sólo tuvo una versión en Bogotá, sino que otras ciudades como Medellín, Popayán, Tunja y Arauca, se unieron de manera simultánea.
Esto es particularmente importante, ya que las disidencias sexuales y de género vienen ejerciendo trabajos políticos, culturales y comunitarios fundamentales a nivel nacional que han permitido la consolidación de una agenda que atienda a las necesidades y los intereses de quienes no se reconocen dentro de la matriz heterosexual. El Vogue, como experiencia artística de resistencia y encuentro, fue un tipo de manifestación que resaltó en medio del 2021. Cientos de disidentes sexuales y de género, militantes en la capital del país, se dieron a la tarea de construir coreografías, música, vestuario y arte como formas de protesta contra la sistemática brutalidad policial y desde el reconocimiento crítico de los discursos heteropatriarcales, que el movimiento social replica en algún momento.
Las primeras líneas
Adicionalmente, el Paro Nacional dejó la emergencia y consolidación de las primeras líneas (P.L.) como formas de organización espontáneas y no espontáneas que, en escenarios de manifestaciones y resistencias barriales, se hicieron necesarias para la protección y confrontación con las fuerzas policiales. Constituidas mayoritariamente por personas jóvenes, en condiciones económicas precarias, de diversos géneros y orientaciones sexuales, de barrios periféricos y con diferentes niveles de educación, las primeras líneas surgen en un contexto histórico marcado por la escasez, la precariedad y la violencia.
En un mundo interconectado las llamadas Primeras Líneas beben de la experiencia de Chile y Hong Kong tanto en el uso de elementos de protección como guantes, capuchas, gafas de uso industrial, láseres, escudos y teléfonos celulares, como en la organización y funciones dentro de la lucha social.
En medio de su política de control de la protesta y la persecución al nuevo enemigo interno, el Estado intensificó formas de represión estatal, tales como las detenciones ilegales, los allanamientos, las capturas, las infiltraciones y los seguimientos, así como las formas de represión paraestatal tales como desapariciones, violaciones sexuales, torturas y asesinatos de líderes, manifestantes y otros ciudadanos. Las P.L. se vieron envueltas en toda una estratagema del establecimiento para debilitarlas y acabarlas desde todos los frentes posibles.
Algunas de las P.L se dieron a la tarea de organizarse más allá de la ocupación de un lugar en el marco de las confrontaciones contra el ESMAD, la Policía y civiles armados, dando paso a formas de ser y estar en los territorios de manera permanente, a través de proyectos productivos, culturales y de protección.
Nuevas guerras, viejos conflictos.
Luego de la firma del Acuerdo de Paz entre las Farc-Ep y el Estado colombiano la guerra en Colombia se ha transformado, principalmente por dos razones: 1) por el ataque sistemático del gobierno Duque al Acuerdo con las Farc y el rompimiento de los diálogos con el Eln; y 2) por la salida de Farc de los territorios y el copamiento por otros actores.
En el paisaje de los actores armados predominan los grupos herederos de negociaciones fracasadas: los actores herederos de las Auc en forma de diferentes grupos narcoparamilitares como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc), Los Caparros, Los Rastrojos o Los Pachenca. Y de los grupos de disidencias de las FARC que se pueden caracterizar en tres grandes grupos: la Segunda Marquetalia al mando de Iván Márquez, el Bloque Suroriental al mando de Gentil Duarte al cual también está articulado el Comando Coordinador de Occidente y distintos grupos de disidencias locales.
La naturaleza de las antiguas guerrillas de las Farc ha mutado al igual que su carácter político dado que la disputa por el control de las rentas ilícitas juega un papel protagónico. Involucradas en una guerra contra sus antiguos compañeros de armas y contra el Eln, es incierto aún el futuro y el papel que están jugando en el conflicto.
El Eln ha venido en crecimiento y expansión territorial luego del rompimiento de los diálogos con el gobierno y la salida de las Farc. En el 2020, según Indepaz, las estructuras del Eln hicieron presencia en 211 municipios de 23 departamentos.
Actualmente el conflicto tiene unos focos de alta intensidad como Arauca, norte y centro del Cauca, pacífico chocoano y nariñense, sur de Córdoba y norte de Antioquia, nordeste antioqueño, Catatumbo, Putumayo y Urabá.
En Arauca explotó recientemente el conflicto entre un grupo de las disidencias de las Farc y el Eln. El Eln acusa a esta disidencia de trabajar junto con el Estado y la CIA para favorecer un plan militar contra Venezuela y contra el mismo Eln. Esta disidencia sería la responsable de varios ataques contra las fuerzas militares de ese país y del asesinato de Romaña y el Paisa, integrantes de la Segunda Marquetalia, quienes, tras la muerte de estas personas, junto con la de Santrich, han sufrido fuertes golpes en su dirección.
La disidencia del frente 10 y otras bajo el mando de Gentil Duarte han intensificado la violencia contra organizaciones sociales como sucedió con la bomba contra la sede de las organizaciones sociales en Saravena, Arauca, el 20 de enero de este año o el asesinato del ex coordinador de la Guardia Indígena en el Norte del Cauca Albeiro Camayo el 24 de enero.
Así las cosas, la disidencia dirigida por Gentil Duarte está sufriendo un proceso de degradación criminal progresiva y la Segunda Marquetalia ha sufrido fuertes reveses militares. La caracterización de estas organizaciones difusas será importante en el futuro próximo para definir una posible ruta de salida al conflicto armado.
En el Chocó está intenso otro frente de batalla, esta vez entre las Agc y el Eln, conflicto que ha dejado un saldo humanitario crítico, con cientos de desplazados de comunidades indígenas y negras.
En todos estos focos del conflicto participan también las Fuerzas Militares, en muchas de estas regiones tejiendo alianzas con actores ilegales e intensificando la guerra.
En medio de la dinámica electoral el conflicto tiende a intensificarse, ya que en toda coyuntura electoral o de lucha social, las contradicciones y tensiones sociales se profundizan.
A manera de conclusiones.
Las tensiones globales seguirán marcando la dinámica relacional y la agenda global, dichas tensiones se profundizará en el campo económico rediseñando las agendas de los países en las regiones.
Estas tensiones globales, sobre todo en el campo del control del comercio global, generarán serias repercusiones en las economías regionales y sobre todo en el llamado sur global: economías dependientes que sufrirán desabastecimiento, aumento de los precios de insumos y alimentos, acrecentando la crisis social.
Estas tensiones están por supuesto, marcadas por las estrategias de guerra difusa del bloque occidental Europa/Estados Unidos, incidiendo en la vida interna de los países, potenciando protestas (caos) social con discursos democráticos como excusa como una reingeniería de la guerra fría, afectando territorios estratégicos para el suministro de materias primas.
Esta realidad pone un reto urgente para los pueblos y movimientos sociales: la necesidad de transitar hacia decisiones de autosostenibilidad, autoabastecimiento y soberanía alimentaria, entre otras urgentes decisiones. Así mismo replantea la urgente necesidad de crear bloques regionales para impulsar la autonomía regional.
La energía derivada de los combustibles fósiles y las llamadas energías alternativas, la captura de sus fuentes y control de sus avances, será un eje de lucha que se irá profundizando y marcando la agenda global.
La crisis de occidente, del modelo neoliberal y del ciclo de gobiernos de extrema derecha, le abre la puerta a un nuevo ciclo de gobiernos progresistas en América Latina, una oportunidad sin duda, pero siempre bajo el riesgo de ser un respiro adecuado para el regreso posterior y cada vez más autoritario de las derechas. Dependerá el futuro de la profundidad de los cambios que logren hacer estos gobiernos progresistas y la construcción de hegemonía desde el campo popular global.
El Planeta no da más. La crisis climática es real y se profundizan las consecuencias, entre ellas la formación de los refugiados climáticos. No hay respuestas de los estados ni del capital, y por el contrario se acentúa un modelo devastador.
El cambio real de modelo está cada vez más en manos de la gente de abajo, de los pueblos, no de los gobiernos y no pasa principalmente por las urnas y disputas electorales, no siendo esto menos importante; pero serán las movilizaciones y agendas de los pueblos los que traigan, dinamicen y pongan los cambios de fondo, reales ante una crisis que pone ya en riesgo la subsistencia, la vida, la permanencia de la especie humana y el planeta.
Es innegable el peso de las coyunturas electorales en las realidades inmediatas de los pueblos de Nuestra América. El reto está en comprender el momento con su debido telón de fondo, no agotar todos los esfuerzos en las elecciones y lograr avanzar en la articulación de la disputa en las calles para lograr las transformaciones necesarias para una vida digna.
Para el caso colombiano, se viene con seguridad el fin del uribismo y la posibilidad de un cambio de gobierno en medio de una crisis y un estallido social profundo. ¿Dará Colombia el Salto? NADA DURA PARA SIEMPRE.
Muchaas gracias por el análisis, es de gran ayuda para las reflexiones que también hacemos en los territorios.