Nuestra América: el campo popular busca su rumbo
Foto de Samina_Kousar
Julián Gil – Equipo CEDINS
Enero de 2024.
Los pueblos y la clase popular nuestroamericana luchan todos los días. Los escenarios son diversos y complejos, abarcando desde la movilización y el levantamiento popular, hasta la disputa desde las instituciones.
En Colombia la insurgencia del ELN y el gobierno de Gustavo Petro han establecido una mesa de diálogo y convocan a la sociedad a participar en la solución política al conflicto. Gobiernos progresistas y la derecha disputan la gobernabilidad en ciclos inestables y los EEUU hacen un rediseño de su política imperialista hacia el continente, con mayor presencia directa e intervención, y lo coloca en función de su disputa geoestratégica.
Estas notas son una contribución al análisis popular de la actualidad política en Nuestra América, buscan de manera general analizar algunas tendencias y revisar en perspectiva cuál es el rumbo que como pueblo podemos forjar desde la lucha popular.
1. Recuento de las últimas décadas
Es importante iniciar señalando que la realización de la política en las últimas décadas ha estado acompañada del poder de los medios de comunicación hegemónicos y del traslado de los problemas políticos a la arena judicial, con la finalidad de perseguir y encarcelar a todas aquellas personas que defienden el territorio o participan de las expresiones del movimiento popular. Es una característica del momento en la región el aumento de los ataques judiciales y la destrucción pública de la imagen de los luchadores sociales, así como de algunos representantes del ala progresista, comportamiento político judicial que incide fuertemente en el debilitamiento de la democracia.
Precisamente, las democracias de la región, que discursivamente en las últimas décadas abanderan proyectos progresistas de izquierda, han expresado claramente sus límites e impiden que los pueblos pongan los bienes comunes al servicio de su propio beneficio, pues quienes ejercen el control determinante sobres los medios de producción siguen gobernando detrás de escena, pasando por encima de las mismas reglas establecidas para el funcionamiento de una democracia para el capital.
En este aspecto es preciso resaltar el intervencionismo imperial de EEUU que ha aportado en la desestabilización de los gobiernos, organizando golpes de Estado y promoviendo discursos de extrema derecha; exacerbando valores ultraconservadores que fomentan la exaltación de la individualidad por encima de los pueblos, el odio a lo distinto, el rechazo y persecución de la migración, la ubicación de la seguridad y el derecho a la propiedad como un valor preponderante sobre la vida, y se va profundizando la indiferencia ante el sufrimiento de otros pueblos y otras especies. Este comportamiento tuvo un momento culmen con el cierre de la primera ola, (entendida como la iniciada con Chávez y seguida por Evo) que ha estado acompasada con el surgimiento de discursos de odio promovidos por la derecha, los cuales han removido un fascismo arraigado en las clases dominantes desde el siglo pasado. La crisis ecuatoriana debe entenderse como resultado de un plan estratégico del imperialismo para controlar directamente la región.
Este contexto también ha permitido identificar la fragmentación de la izquierda entre las opciones electorales y las de organización promovidas por los movimientos sociales, con lo cual se refleja la desaparición de discursos contestarios, transformadores que luchan por la liberación, concentrando gran parte de sus fuerzas en humanizar el capitalismo. Caso diferente es la unidad existente entre las derechas del mundo, que cuidan sus intereses de clase y de acumulación.
2. Crisis de la Democracia o naturaleza de un régimen para la desigualdad
En el plano electoral, destacan recientemente las victorias de proyectos progresistas como los de Andrés Manuel López Obrador en México (2018), Alberto Fernández y Cristina Kirchner en Argentina (2019), Luis Arce en Bolivia (2020), Pedro Castillo en Perú (2021), Gabriel Boric en Chile (2021), Gustavo Petro en Colombia (2022) y Lula da Silva en Brasil (2022). Esta nueva ola progresista, enfrenta importantes desafíos: primero una crisis civilizatoria efecto de una crisis de capital caracterizada por crisis financieras, sociales, políticas y ambientales, con una articulación progresiva de las derechas latinoamericanas en bloque.
Las propuestas que se esperan transformadoras no han prosperado en los gobiernos progresistas, más bien, se han quedado enredadas en las vueltas de la burocracia burguesa que no permite el reconocimiento de los mínimos de los derechos humanos y menos, de los derechos de los pueblos. Y los mecanismos usados clásicamente por los pueblos y abanderadas por las izquierdas cada vez más están siendo cooptados por las prácticas de la burocracia representativa que aspira a mejorar las condiciones de vida con decretos, pero en realidad ralentiza el movimiento popular y pacifica las calles en favor de los intereses de las elites y el gran capital. La amenaza de un saldo en rojo para el pueblo y el movimiento popular es latente: cero reformas y cero movilización.
Una característica común que se puede identificar en América Latina es una derecha con mayor unidad y más radicalizada con características fascistas, que enarbola valores ultraconservadores, que hace uso de estrategias judiciales y mediáticas como el Lawfare, usado anteriormente para atacar a Lula, Rafael Correa y Crista de Kirchner, y que ahora se enfilan todos sus esfuerzos por atacar a Gustavo Petro en Colombia.
Es evidente esta radicalización que generó la destitución a través de medios legales e ilegales de Pedro Castillo electo como presidente del Perú en junio de 2021, también la combinación militar con métodos fascistas en el golpe realizado en contra de Evo morales en 2019, y que recientemente en agosto de 2023, se expresó con el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio en Ecuador y en la escalada desestabilizadora de enero de 2024. Aunque esta no es la única expresión del comportamiento fascista de la derecha en el continente, sino también el aumento del asesinato de lideres sociales y criminalización de la organización popular en Colombia, México y que se extiende por otros países como Ecuador, acompañadas del fortalecimiento de las fuerzas militares y policiales; comportamientos que paulatinamente van sembrando el miedo como factor decisivo en las contiendas electorales y las acciones emprendidas por las sociedad en las calles.
Ahora, las recientes elecciones en Argentina y Ecuador parecen el anuncio de un nuevo ciclo, que expresa el cansancio de la ciudadanía electoral, ante la incapacidad de los gobernantes de hacer cambios significativos sobre las demandas de la población. Estos resultados de las elecciones también se pueden leer como la continuación del descontento social que otrora se expresó en las calles con manifestaciones previo y durante la pandemia en varios países del continente.
3. La Amazonía como botín en disputa para el momento político
La reunión de los 8 países que comparten la región amazónica en agosto de 2023 después de 114 años que no sucedía, tuvo como tema central la valoración de evitar el punto de no retorno causado por la deforestación y con esta, la sabanización de la región. La manifestación pública de este encuentro fue liderada por Lula, pero esta no logro gran calado en la opinión pública dada la ausencia de propuestas concretas sobre la situación. Petro manifestó la necesidad de frenar la explotación petrolera, de carbón y gas en la región amazónica, pero más allá del discurso, las medidas prácticas y concretas no se alcanzan a percibir. (Salinas y Córdoba, 2023)
La interrogante que proponen varias lecturas sobre el acontecer político y ambiental en la región es: ¿cuál es el lugar que debe ocupar los países de América Latina en el actual contexto de crisis financiera y de capital? Y ante esta interrogante vale preguntarse ¿Cómo afectan las pugnas económicas entre las potencias económicas de EEUU y China el desarrollo de la nueva ola progresista, o en la imposición nuevas formas dictatoriales de ejercer el poder?
La aceleración de la producción y consumo de elementos tecnológicos y el auge de la movilidad aérea en el mundo, también abre el interrogante sobre el comportamiento de la reprimarización de la economía en América Latina, mucho más, ante las catástrofes ambientales que han tenido en lugar desde Brasil hasta México, y ante la negativa de cambiar la matriz de producción y consumo basada en la explotación de recursos fósiles.
En relación a la ola anterior de países progresistas donde fueron conformadas estructuras como la UNASUR y la CELAC, promovida centralmente por Brasil y Argentina, y el ALBA, promovida por Venezuela y Cuba, surge la interrogante de: ¿qué estructura o apuesta regional se está gestando en este momento para liderar elementos comunes en la lucha por la soberanía de los pueblos en Latinoamérica en cuanto al disfrute de sus propios recursos?, y ¿cómo enfrentar hoy la renovada presencia en aumento de bases militares de EEUU en lugares de interés geoestratégico? Como se observa en el mapa siguiente, en la disputa global América Latina será escenario de confrontaciones no solo económicas y comerciales, sino militares y EEUU refuerza su presencia para esa disputa.
Fuente: https://cemeri.org/
En la definición del exvicepresidente boliviano Álvaro García Linera:
“Estamos por ello ante un hecho paradojal que caracteriza al mundo: ni el neoliberalismo propone un plan a largo plazo que no sea simplemente un regreso violento y melancólico a las huellas del pasado, ni el progresismo presenta un horizonte con la capacidad de remontar las dificultades que han emergido de la pandemia y la crisis económica y ambiental. Así se produce este momento de estupor colectivo, de cierta parálisis, en el que el tiempo pareciera estar suspendido” (Linera, 2022).
4. Desafíos para la nueva ola progresista ante el crecimiento de las ultraderechas en América Latina.
La nueva ola de progresismos que están en marcha tiene como principal desafío abordar las crisis social y ambiental, detonada por la voracidad desplegada para enfrentar la contracción económica y la crisis de capital que se profundizó con la crisis de los precios de las materias primas y los estragos sociales y económicos exacerbados por la pandemia.
Superar la situación actual parece que solo es posible a través de un proyecto común de cooperación entre los países de la región, que permita una acción en bloque para enfrentar las carabelas que han regresado para continuar con el saqueo. De manera, que en lo que se debe avanzar es en la construcción de un proyecto común de integración regional y de acción estratégica global que proteja los bienes comunes y vele por el desarrollo de la región, superando las taras de la condena a la pobreza a la que durante varios siglos hemos estado sometidos, y que es la expresión de la falta de soberanía sobre los bienes comunes.
En esta visión del que hacer continental es estratégico plantear la necesidad de recuperar las calles como fundamento de las democracias, que ejerza real presión sobre los mandatos temporales de los gobernantes de turno y restituya desde abajo un proyecto común de la izquierda y el bloque popular en la región. En este sentido el rol de la izquierda en el contexto actual indica que debe superar los discursos del reparto de la riqueza de maneras “equitativas”, para empezar a abordar los problemas esenciales de los pueblos y los ecosistemas, y esto sin duda alguna, refiere a comprender la distancia e incompatibilidad del modelo neoliberal con la democracia o los derechos de los pueblos.
Se evidencia entonces la necesidad fundamental de la reconstrucción de un horizonte estratégico del socialismo, de la unidad de los pueblos, planteando las discusiones más allá de mejorar la estética de la dominación, ubicando nuevamente banderas comunes de los pueblos ante amenazas similares. La unidad material del mundo desde el capital, se enfrenta desde la unidad y acción de los pueblos, articulados por una estrategia global de lucha.
Bibliografía
– García, A. (2022). La política como disputa de las esperanzas. Revista Sur. https://www.sur.org.co/la-politica-como-disputa-de-las-esperanzas/
– Salinas, S y Córdoba, M. La Amazonía sin rumbo y bajo fuego. CEDINS, 7 de nov. 2023. https://cedins.org/index.php/2023/11/07/coyuntura-agosto-octubre-de-2023-la-amazonia-sin-rumbo-y-bajo-fuego/
– Revista Proletaria. Notas de coyuntura. Un capitalismo regresivo y sin fórmula para relanzarse en América Latina. (27) 18. dic. 2023. file:///C:/Users/Usuario/Downloads/Proletaria_N13.pdf
– Surassky, J. (2023). América Latina y el Caribe: perspectivas a 2024 y sus posibles impactos en el desarrollo sostenible. CEPEI. Dic. 13 2023. https://cepei.org/documents/alc-perspectivas-2024-impactos-en-el-desarrollo-sostenible/
– Tricontinental. ¿Qué esperar de la nueva ola progresista en América Latina? Dossier No. 70. https://thetricontinental.org/es/dossier-70-nueva-ola-progresista-latinoamericana/