Comunidades construyen un Atlas de conflictos socio territoriales y ambientales
Cedins, con el apoyo del sindicato United Steel Workers Canadá, en articulación y hermanamiento político con las organizaciones campesinas de la región Dos Ríos del Coordinador Nacional Agrario CNA, organizaciones ambientales, colectivos sindicales y de Derechos Humanos, viene desarrollando un proceso de investigación y formación que permitirá construir un Atlas de conflictos socio territoriales y ambientales del Magdalena Medio, Sur de Bolívar, Santander y Cesar.
El objetivo es generar una herramienta de acceso libre y abierto para el análisis de la realidad del territorio, formación, alerta en DDHH y lucha por la permanencia de las comunidades, en 24 municipios de la región.
Desarrollando y adaptando la experiencia de investigación participativa que permitió la construcción del Atlas de conflictos ambientales del Tolima, el proceso busca identificar y caracterizar los conflictos que generan las industrias minero energéticas, ganaderas, de infraestructura y agronegocio que se han asentado en la región, identificando y georreferenciando los impactos sociales, ambientales y en los derechos humanos de los y las habitantes y sus organizaciones. Los impactos en los territorios y la vida de las comunidades como el reconocimiento de las luchas se desarrolla a partir de un enfoque antipatriarcal, que permite reconocer los efectos del modelo regional y las propuestas y alternativas sociales de manera diferenciada según las identidades de género.
Acercamiento a la realidad: una región en permanente disputa
A través de talleres y reuniones, desde el saber comunitario y el diálogo de saberes, hemos logrado una visión general y actualizada de la problemática regional.
El Magdalena Medio es un amplio territorio de encuentro entre el occidente y oriente del país creando a la vez un corredor hacia Venezuela y del centro hacia el Caribe. Esas condiciones geográficas, más sus riquezas minerales en hidrocarburos, biodiversidad y los diferentes ecosistemas que la conforman, la han convertido en una región en disputa, orquestándose desde entes estatales e intereses privados, un plan de violencia política sistemático contra las organizaciones sociales y la violación constante a los Derechos Humanos de las comunidades, sus liderazgos y organizaciones.
Como antecedente importante en la memoria de las luchas por la permanencia en esta región, los y las pobladoras recuerdan el Éxodo Campesino, iniciado el 23 de junio de 1998, que llevó a más de 12.000 personas a San Pablo, Barrancabermeja y Bogotá. En ese entonces, campesinas y campesinos, agromineros y pescadores le manifestaban a la sociedad colombiana y al mundo:
“Barrancabermeja, julio 30 de 1998.
Hermanos y hermanas del Magdalena Medio y de Colombia Delegados internacionales compañeros: Deseamos que este momento, breve e incómodo que pasamos juntos, nos sirva para unirnos más en el futuro común que tenemos como Magdalena Medio y como Pueblo Colombiano. Queremos contarles que estos han sido días muy difíciles: el sol, la lluvia, las enfermedades y el hambre nos han acompañado a diario. Por eso mismo es muy grato encontrar el apoyo y la solidaridad de este pueblo luchador, sufrido y golpeado desde hace más de 500 años…
…hemos decidido proteger nuestras vidas a través de esta acción de valor y dignidad. Más de doce mil campesinos nos hemos concentrados en San Pablo, Barrancabermeja y Santafé de Bogotá, para exigirle al Estado; que cumpla con su obligación: la de garantizar la vida a todos los colombianos. Seguimos sin respuestas concretas…
Hemos convocado a una Mesa de Trabajo conformado por funcionarios del orden Municipal, Departamental y Nacional, con poder de decisión, ONG nacionales e internacionales, veedurías internacionales, voceros campesinos, Iglesia y otros sectores de la población civil; donde se discutan entre ellos, los siguientes temas:
1. Fenómeno del paramilitarismo y sus consecuencias en el Magdalena Medio.
2. Herramientas a aplicar por parte del Estado, que conlleven a contrarrestar la avanzada paramilitar en el Magdalena Medio.
3. Aplicación y cumplimiento de la ley 387 de 1997(Ley de Desplazados) y los protocolos de Atención para los desplazados (febrero de 1998).
4. Indemnización Integral a víctimas de la violencia.
5. Garantías exigidas al Gobierno, que permitan el retorno de las personas desplazadas a sus lugares de procedencia.” (Estrada, 2018)
Esta era la respuesta de las comunidades a la estrategia de dominación y despojo violento que por distintas vías se venía implementando en la región, que buscaba el ingreso y en algunos casos de ampliación, de las inversiones y operaciones de empresas mineras, agroindustriales, ganaderas y de obras civiles. Este Éxodo fue un momento importante de las luchas de resistencia y propuesta de estas comunidades; la lucha siguió hasta nuestros días.
Las grandes extensiones de tierra, especialmente las ubicadas en el Valle del río Magdalena han sido aprovechadas para la implementación de proyectos de ganadería vacuna y bufalina. Esta última genera un mayor impacto ambiental compactando y desecando el suelo, destruyendo algunas de las condiciones que deberían garantizar la permanencia y vida de las comunidades.
De forma simultánea, y complementaria, se han instalado monocultivos de palma aceitera (Elaeis guineensis). El modelo extensivo de la palma, articulado a una estrategia de control territorial, combina “alianzas” leoninas entre inversionistas y pequeños productores, producción a través de cooperativas de trabajo y modernas empresas agroindustriales con trabajo asalariado. (Ó Loinsigh, 2002)
La masificación del modelo palmero ha profundizado los conflictos socioecológicos pues terratenientes y despojadores se han apropiado de playones y ciénagas para usar dichas áreas como zonas de siembra, dejando así a las comunidades sin lugares para el pancoger, ni de pesca comunitaria, debilitando los ecosistemas con los que cohabitan y de los que depende su vida. Estas prácticas se popularizaron en medio del auge paramilitar.
Este paramilitarismo fue modelo y piloto para el ejercicio del control territorial. Según (Ó Loinsigh, 2002) “tal modelo pudo emerger gracias al concurso de los ganaderos, las empresas multinacionales y algunos sectores del liberalismo de Puerto Boyacá. (Pero no) hubiera sido posible sin el entrenamiento brindado por la XIV Brigada del Ejército colombiano que, además, tomó el control de la parte baja del Magdalena Medio durante la década de los años ochenta.”
El paramilitarismo, bajo la tutela de la doctrina militar y con excusa de enfrentar a las guerrillas, evidenció su carácter de plan socioeconómico y político, extendiéndose por el país. Entró a Barrancabermeja en 1999 y ejerció control territorial, entre otras cosas, a través del asesinato de liderazgos sociales y sindicales y garantizando rutas para el narcotráfico (Mahecha Ramirez, 2019)
Esta situación es vigente y tiene al Magdalena Medio santandereano y al departamento del Cesar como territorios donde más violencia se ejerce contra campesinos y campesinas y defensores de la naturaleza. Entre enero y mayo de este año se habían registrado 42 hechos de violencia contra defensores de la naturaleza, 23 de ellos en el departamento de Santander. (Verdad Abierta, 2022)
Los conflictos generados por las industrias extractivas minero energéticas siguen creciendo. A la lucha de las trabajadoras y trabajadores petroleros agrupados en la Unión Sindical Obrera USO, Estado y empresas, a través de estructuras paramilitares, han respondido con violencia: judicializando, asesinando y exiliando dirigentes. La misma formula aplican empresas carboneras en el centro y norte del Cesar, cuyo ejemplo mas reconocido es el caso de la Drummond. (Moor & van de Sandt, 2014)
La disputa por el patrimonio ambiental y la diversidad ecosistémica
Los anteriores párrafos dan pie para señalar la importancia ecosistémica que tiene la región, especialmente en medio de la crisis ecológica y la emergencia climática por la que pasa el planeta y de la que no escapa el país.
El Magdalena Medio y sus corredores ecosistémicos hacia el Sur de Bolívar, la costa caribe y la cordillera oriental, se encuentran en el Zonobioma húmedo tropical del Magdalena y Caribe, con características de altísima diversidad de especies que responde a la gran variedad de condiciones abióticas.
La diversidad biológica y geomorfológica hacen del Magdalena Medio y sus corredores ambientales un territorio deseado por el capital para el desarrollo de varios megaproyectos. Durante el gobierno de Juan Manuel Santos se trazó la ruta para la implementación del megaproyecto Diamante Caribe y Santanderes, y durante el gobierno de Iván Duque, a través de las corporaciones regionales y con apoyo técnico del Instituto Geográfico Agustín Codazzi IGAC, se adelantaron actualizaciones de los estudios de suelos. En el estudio correspondiente al departamento del Cesar, por ejemplo, se valida y profundiza el desarrollo de megaproyectos extractivos, pero “ahora sí” con soporte técnico y científico: “Bienvenida la ganadería. Los desarrollos pecuarios son bienvenidos en 303 mil hectáreas, que representan 13 por ciento del Cesar. Estos suelos están distribuidos en relieves planos y moderadamente quebrados de clima cálido, y entre sus características están una baja fertilidad y poca profundización para las raíces. Para la futura ganadería del departamento, el IGAC clasificó a la actividad pecuaria en dos sistemas: extensivo (54 mil hectáreas) y semintensivo (249 mil hectáreas).” (IGAC, s.f.)
El agua es otro factor en disputa. En la región se localizan llanuras de inundación, allí se ubican humedales y ciénagas permanentes o temporales; “el 71% de los humedales de importancia en el país pertenecen a la región Caribe, destacándose en orden descendente los Complejos de la depresión Momposina, del Magdalena Medio y del Río Atrato” (Corantioquia; Universidad Nacional de Colombia, 2001)
Estos ecosistemas están asociados a diferentes especies de flora y fauna; se convierten en espacios de refugio y de alimentación. De esa manera se pueden encontrar aves como pelícanos, garzas, patos, gaviotas o agujetas, y varias especies migratorias, por lo que cambios significativos en los humedales pueden ponerlas en riesgo. En cuanto a los mamíferos, el más representativo es el chigüiro, también se presentan nutrias y manatíes. Dentro de los reptiles y anfibios resaltan la iguana, caimanes, babillas, tortugas y una gran cantidad de especies de ranas. En relación a los peces, que además de ser importantes dentro de la cadena trófica del humedal, es fundamental para la alimentación de las comunidades circundantes, sobresalen el bocachico, la cachama, el pargo y el nicuro. (Castellanos, 2001)
En relación a la vegetación las asociaciones de especies que más sobresalen son los manglares, gramalotes, zurales y morichales.
La apropiación de sabanas comunales, ciénegas y humedales para desecarlos y montar proyectos de ganadería o agronegocios, son un crimen ambiental, soportado con otros crímenes como el asesinato de líderes y el desplazamiento de comunidades enteras.
¿Y el Estado?
El Estado colombiano se ha encargado de bloquear y perseguir las alternativas territoriales que las comunidades buscan construir. Ello ocurre no sólo con el fin de bloquear ejercicios locales de poder y autodeterminación, sino para garantizar su modelo de dominación y explotación extractivista.
A partir de ello, desde hace varios años se tiene proyectado para la región, en perspectiva geoestratégica, lo siguiente:
Transporte, minería, agronegocio
La posición geográfica de la región la ubica como un factor clave dentro del comercio internacional por los puertos, autopistas, ferrocarriles y aeropuertos que se han construido durante los últimos años con la única finalidad de reducir costos de transporte asociados a los commodities (ver imagen 2).
La propuesta para la región busca que cada uno de los proyectos actúe de manera articulada, por eso plantea la necesidad de “que las nuevas infraestructuras no se planteen exclusivamente como actuaciones sectoriales aisladas unas de otras y concebidas desde la perspectiva única de cada actuación” (Findeter, 2016) A partir de ello surgen los espacios multimodales en donde confluyan puertos, aeropuertos vías férreas y carreteras. De esa manera se explica la construcción de la Ruta del Sol, el proyecto de navegabilidad del río Magdalena y la consecuente edificación de puertos a lo largo de él.
Lo anterior se ve de manera mucho más clara en la propuesta de Magdalena Plus en la que se pretende unir: Bogotá – Cundinamarca y el Eje Cafetero, Santander y Boyacá a través de Puerto Berrío; Barrancabermeja y Antioquia como el eje minero-energético; y Aguachica para finalmente llegar al puerto de Magangué.
“La estrategia Magdalena PLUS se plantea como una iniciativa para el desarrollo socioeconómico y el impulso a las actividades productivas en este territorio estratégico para Colombia. Aporta una referencia clara para la integración del sistema de puertos fluviales en una red de conexiones de carreteras y ferrocarriles que enlacen el río con los espacios interiores. Se logra así disponer de nodos portuarios con la dotación de servicios, accesos y logística que permita operar eficientemente sistemas multimodales y genere hinterlands lo suficientemente amplios como para asegurar la rentabilidad de los puertos y las restantes infraestructuras. Se trata de un elemento estratégico para aprovechar las nuevas posibilidades que se abren con la mejora de las condiciones de navegabilidad a lo largo del río Magdalena” (Alcaldía de Medellín, 2019)
Con el fin de fortalecer la agroindustria en la región, se busca la consolidación de clusters; para esta zona se proyectan dos “agrópolis”, una ubicada en el Cesar que además unirá a la parte sur de La Guajira, y la otra en Santander como eje central en Barrancabermeja y desde donde se coordinarán las actividades agroindustriales del Magdalena Medio.
El sector minero-energético es de suma importancia para la región, pues buena parte de sus bienes naturales se centran en energéticos y minerales. Especial énfasis tiene la explotación de petróleo y carbón. En relación a este último se asocian las líneas de transporte de carbón que se dirigen hacia los puertos de Santa Marta y de Puerto Bolívar. Por otro lado, los cultivos y la infraestructura para la producción de agrocombustibles que se encuentran en la región se integran para constituir una ventaja competitiva y dinamizar la economía regional.
A partir de lo anterior se proyecta la extensión del ferrocarril del Cerrejón para que conecte con la zona oriental a través de las vías e hidrovías con el fin de transportar también productos agropecuarios.
A lo anterior se le debe sumar los intereses de vieja data que se centran en la región en torno a la explotación de oro en la serranía de San Lucas y en los yacimientos de uranio de Santander.
Como se puede ver, se ha construido un entramado en la región para facilitar la expoliación territorial, la contaminación y destrucción de ecosistemas. En este diseño un potente sistema de transporte y obras de infraestructura son centrales, para lograr el transporte de bienes naturales destinados a la exportación para el mercado mundial.
Las luchas por el territorio siguen
Organizaciones como la Asociación de Familias Agromineras del sur de Bolívar y Antioquia AFASBA, La Asociación Agrominera del Sur – Sur de Bolívar Asamis – sur, la Comisión de Interlocución del Sur de Bolívar, Centro y Sur del Cesar y Santanderes y la Federación Agrominera del Sur de Bolívar, entre otras, son protagonistas de luchas y propuestas. Al centro de las iniciativas de estas organizaciones se encuentra la recuperación de la tierra despojada por terratenientes y empresas del agronegocio, tierra recuperada que se destina a la construcción de territorialidades de economías campesinas y comunitarias, la defensa y protección de la diversidad biológica y por supuesto la protección de la vida social y de la dirigencia comunitaria. En ello el trabajo y el compromiso político de las mujeres se destaca a través de la participación en los procesos organizativos, el impulso al sostenimiento de los procesos de recuperación y la lucha por el territorio y los derechos humanos.
Nuevas agendas como la lucha contra el fracking y la defensa del agua, se suman a las reivindicaciones históricas de permanencia en el territorio y la vida digna. Procesos de investigación y formación, como la construcción del Atlas van en esa dirección, potenciando los sueños y ejemplo de Teófilo Acuña, Jorge Tafur y José Luis Quiñones.
Bibliografía
Alcaldía de Medellín. (2019). Metrópoli 2050. La superciudad de Medellín. Medellín.
Castellanos, C. (2001). Los ecosistemas de humedales en Colombia. Luna Azul. Vol.13.
Corantioquia; Universidad Nacional de Colombia. (2001). Prediagnóstico físico y sociocultural participativo del estado de los humedales del Magdalena Medio. Medellín.
Estrada, R. D. (2018). Colonización, Estado y Violencia En San Pablo Sur de Bolívar en los años 1948 – 1968. Cartagena.
Findeter. (2016). Diamante Caribe y santanderes. Bogotá: Panamericana.
IGAC. (s.f.). https://igac.gov.co. Obtenido de https://igac.gov.co/es/noticias/diversos-asi-son-los-suelos-del-cesar
Mahecha Ramirez, C. J. (2019). Petróleo y desequilibrios territoriales en el Magdalena Medio: el caso de Barrancabermeja y su área de influencia. (1922, 2018). Bogotá.
Moor, M., & van de Sandt, J. (2014). El lado oscuro del carbón. La violencia paramilitar en la zona minera del Cesar, Colombia. Utrech, Países Bajos: PAX.
Ó Loinsigh, G. (2002). La estrategia integral del paramilitarismo en el Magdalena Medio de Colombia. Bogotá.
Verdad Abierta. (junio de 2022). https://verdadabierta.com. Obtenido de https://verdadabierta.com/en-colombia-es-letal-defender-la-tierra-el-territorio-y-la-naturaleza/