Congreso 2018: la inevitable polarización entre el bloque tradicional y las fuerzas de oposición
Por: Diego Fajardo.
Luego de pasada una semana de las elecciones al Congreso de la República para el periodo 2108-2022, y con el inicio formal de la carrera hacia la Casa de Nariño, el balance que deja la contienda es el de un bloque de fuerzas tradicionales que mantienen el control de esta institución y un conjunto de agrupaciones de oposición política al modelo social histórico del país, que podrían abandonar la marginalidad en el legislativo.
Esta situación condensa una realidad de disputa política que viene madurando hace varios años: en Colombia existe un descontento social creciente que es recogido en las urnas por Gustavo Petro y por el senador y ex presidente Álvaro Uribe. La sola votación de Uribe (875.554 votos), el senador más votado en esta jornada, sumada a la recibida por la lista de su partido, es decir, sin ningún candidato en específico (522.030) alcanzan el 55% de la votación del Centro Democrático al Senado. Esta condición pone en entre dicho las lógicas de la política de partidos en la que se ha basado el sistema político colombiano durante décadas, pues mientras el ex alcalde de Bogotá ha hecho su carrera presidencial en torno a un movimiento político sustentado en firmas, el ex presidente ha construido un partido de bolsillo que manipula a su libre antojo.
Otro elemento que permite entender este escenario es la reducción que presentó el abstencionismo. Mientras en las elecciones de 2014 los electores representaron el 43,58% de los colombianos habilitados para votar, en el 2018 representaron el 48,82%. Circunstancia no menor si se considera el alto e histórico abstencionismo del país y la consabida pequeña proporción del voto de opinión o informado que suelen registrar estas jornadas.
Una oposición queriendo ser bloque
Con la llegada de nuevas fuerzas políticas y el crecimiento de otras que ya tenían presencia en el Senado, se materializa un bloque político que podría oponerse a las matrices del modelo social y económico que ha gobernado el país por décadas. El Polo Democrático con 5 curules y el Partido Verde que con 10 senadores duplicó sus curules con respecto a 2014 continúan en la cámara alta; mientras la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común con 5 senadores fruto del acuerdo de paz, la lista por la decencia con 4 y la llegada de Feliciano Valencia por la circunscripción especial indígena completan el grupo de nuevas colectividades de este posible bloque.
Pensar en un bloque de izquierda, puede no corresponder con la realidad de todas las fuerzas que componen ese segmento en el Senado. El Polo de quien incluso se especulaba no lograría superar el umbral, consigue mantener sus curules aumentando en cerca de 195.658 votos su respaldo electoral con respecto a 2014 y representa una fuerza de izquierda desde su surgimiento, pero a su propio interior hay disputas y tensiones; con las dos votaciones más altas, responsables de arrastrar las últimas curules de ese partido, el MOIR encabeza la bancada, pero no logra consensuar del todo decisiones como las de respaldar la candidatura de Sergio Fajardo.
Por su parte los verdes presentan a su interior un espectro diverso frente a su forma de entender la política. Senadores como Inti Asprilla, Angélica Lozano y Antonio Sanguino pueden considerarse dentro de una opción de izquierda, pero no puede hacerse lo mismo con otros, que aunque plantean otra forma de política como Antanas Mockus, han respaldado la alcaldía de Enrique Peñalosa en Bogotá, al que el conjunto de la izquierda y movimientos sociales capitalinos han buscado revocar; o senadores como el ex gobernador de Boyacá, Jorge Eduardo Londoño, que gobernó bajo políticas neoliberales.
Sucede lo mismo con los 3 senadores con los que el Mira ha regresado al Senado, pues aunque este partido se ha opuesto en muchas ocasiones a las políticas de Santos difícilmente se pude ubicar en la izquierda.
Sin embargo, de lograrse un acuerdo de mínimos se lograría sumar este conjunto de fuerzas en el próximo Senado con un componente de 28 congresistas, como un bloque de oposición a los sectores políticos que han gobernado durante las pasadas décadas. En este bloque es importante resaltar la llegada de las FARC, que aunque aspiraba a alcanzar una sexta curul, consiguió 52.532 votos que significa una votación sin duda mayor a sus posibles votos orgánicos que oscilarían entre los doce mil y quince mil militantes, representando un logro no menor en un momento político que lo ha ubicado ante la opinión pública como un partido responsable de la victimización en el país y cuando atraviesa por fuertes discusiones y rupturas internas.
Otra situación a tener en cuenta es que la disputa institucional es una expresión de la lucha política general y aunque puede pensarse que este posible bloque gane importancia a la hora de hacer contrapeso político, la acusación que emitió este viernes la Fiscalía General contra el senador Alberto Castilla del Polo Democrático de tener vínculos con el ELN, indica el tratamiento que este bloque puede tener por parte del establecimiento durante los próximos cuatro años.
Falta por disputarse una curul más en Senado y otra más en la Cámara que corresponden al candidato presidencial y vicepresidencial derrotados, respectivamente, fruto de la Reforma al equilibrio de poderes y que puede significar un eventual ensanchamiento del bloque alternativo.
Maquinarias tradicionales: bien aceitadas
Algo que evidenciaron las elecciones del 11 de marzo es que la maquinaria de los partidos que han gobernado en lo corrido del siglo XXI se mantiene aceitada. El Centro Democrático a pesar de perder una curul con respecto al presente Senado fue el partido con mayor número de congresistas electos, alcanzando 19; Cambio Radical alcanzó 16, cuando tenía 9, los conservadores conquistaron 15 senadores, perdiendo 3 con respecto a la presente legislatura, mientras los liberales y el partido de la Unidad bajaron de 17 a 14 senadores. Estos partidos expresan un fortalecido bloque político. Aun cuando agrupaciones cercanas al paramilitarismo como Opción Ciudadana perdieron sus 5 curules y varios de los candidatos cristianos no lograran llegar al Senado, el balance para las fuerzas políticas tradicionales es favorable.
El funcionamiento de esas maquinarias clientelistas quedó nuevamente en evidencia en elementos como la llegada al Congreso de 42 de los 70 candidatos que la Fundación Paz y Reconciliación había investigado y denunciado como continuadores de las mafias de corrupción e ilegalidad en el legislativo (1). Igualmente se puede constatar en la ventaja que significa contar con un gobernador o alcalde como padrino o aliado electoral, como es el caso de Jorge Londoño y Sandra Liliana Ortiz por los verdes en Boyacá donde gobierna Carlos Amaya del mismo partido, y donde los verdes obtuvieron la primera votación. Situación similar se vivió en el Valle del Cauca con la gobernadora de la U, Dilian Francisca Toro y sus representantes a la Cámara John Jairo Cárdenas y Carlos Felipe Muñoz y con la fuerza política de Cambio Radical gracias a los Char en la Costa, que gobiernan hoy Barranquilla.
En la Cámara de representantes aunque arribaron líderes sociales como César Pachón por Boyacá, el común denominador fue la hegemonía de las maquinarias tradicionales que consiguieron 146 curules entre Liberales, Uribistas, Cambio Radical, Santistas, conservadores, Opción Ciudadana y Colombia Justa Libres. Mientras las fuerzas del bloque de oposición apenas llegaron a 20, sumando los 5 de FARC, 9 de los verdes, 2 del Polo, 2 por Decentes, 1 de Maíz y uno más por la Coalición Alternativa Santanderana. Un último representante corresponde al Mira que podría ubicarse eventualmente en ambos sectores.
Colombia y su sistema electoral caduco y corrupto
Otra conclusión que arroja la jornada del 11 de marzo es la persistencia de un sistema electoral que demanda cambios. Aunque la rapidez con que la Registraduría muestra los resultados ha sido presentada como el mayor avance de este sistema, lo que queda en evidencia es que el modelo electoral carece de transparencia y tecnología, aun cuando la segunda no suponga siempre la primera.
Conteos sin mayor control y de forma manual por parte de los jurados, imposibilidad de hacer veeduría por parte de todas las fuerzas políticas, la compra y venta de votos que hoy ya tiene suspendida a la senadora electa Ayda Merlano del partido Conservador, el diseño de un tarjetón confuso al que desde por lo menos el 2006 la MOE le ha hecho duras críticas y que esta vez significaron que el voto en blanco alcanzara la mayoría absoluta en la circunscripción indígena, poniendo en riesgo esos resultados, la elevada cifra de votos nulos en la elección del Senado que registró 2.750.301 sufragios y las anomalías que se presentaron en las consultas presidenciales, ponen en evidencia la poca garantía que brinda este sistema.
Las consultas presidenciales y dos posibles inquilinos en segunda vuelta
Como ya lo hemos señalamos los resultados de la jornada evidencian un descontento social que ha sido captado por Petro y Uribe en las urnas. Las dos consultas fueron importantes tribunas políticas para sus participantes; Uribe posicionó a Duque como el candidato de la derecha con 4.004.509 votos, consiguiendo 1.491.189 votos más que su partido al Senado, lo que entre otras se puede explicar por la posible participación allí de la maquinaria Lleras y un voto contra Petro. Por su parte el candidato de la Colombia Humana con 2.853.731 votos materializó lo que venia perfilándose como una candidatura fuerte de cara al 27 de mayo.
Incluso los derrotados en las consultas consiguieron réditos significativos: Marta Lucía Ramírez con 1.538.882 es hoy la formula vicepresidencial de Duque, mientras Caicedo plasmó en los 515.309 votos una fuerza regional importante que lo posicionan como futuro gobernador del Magdalena.
Aunque varios analistas consideraban la paz como el eje sobre el que giraría la campaña presidencial en 2018, ha quedado en evidencia con esta jornada que este tema no logra despertar interés en los electores, salvo para atacarla como en el caso de Uribe y sus alfiles. Candidatos que habían hecho de la paz su tema central, como Humberto de la Calle, hoy no logran despegar en la contienda; por el contrario, la disputa se desplaza a escenarios como el miedo o la posibilidad de materializar un estado social de derecho.
La Gran Consulta por Colombia que consiguió 6.138.503 votos, le puede estar garantizando a Duque un escaño en la segunda vuelta, pues se mantuvo casi el mismo respaldo que llevó al No a ganar el plebiscito de 2016. Falta ver que maniobras toma Lleras, pues los partidos Conservador, de la U e incluso parte de los liberales están sin candidato presidencial y podrían ser cooptados por el ex vicepresidente que sabe mucho de prebendas y clientelismo. Se debe recordar que el porcentaje de electores que pidieron alguna de las 2 consultas solo fue un 54,26% del total de los acudientes a las urnas, por lo que cerca del 45% de estos aún son un caudal en disputa.
Petro que logró movilizar un número considerable de electores, sin maquinaria y con casi todos los medios de comunicación en su contra, tendrá que sumar alianzas si quiere conquistar la segunda vuelta. Fajardo y De la Calle no parecen estar dispuestos a buscar la alianza, a pesar de que sus campañas siguen a la baja; de no lograr un acercamiento con estos la única alternativa estaría en seguir reduciendo el abstencionismo y hacer que un pueblo incrédulo lo respalde masivamente en mayo y buscar que las bases del Polo y el partido Verde voten por él. En ambas vías parece estar inclinada la llegada de Ángela Robledo como su formula vicepresidencial.
En todo caso, de lograr Petro alcanzar la segunda vuelta, Colombia reeditará el escenario del plebiscito por la paz. Con una alta polarización, las fuerzas del NO contaran además con los Santistas que en 2016 marchaban por la otra orilla y Petro se enfrentaría incluso a sectores que respaldaron la paz, pero que no lo ven como una alternativa. Sin embargo, como dice el dicho: del ahogado el sombrero; pues con una posible llegada a segunda vuelta podría asegurarse una curul en Senado y Robledo una en Cámara, lo que hace nada despreciable esa contienda, ya que le permitiría a Petro seguir como figura pública rumbo a las presidenciales de 2022.(2)
NOTAS:
(1) 23 fueron electos a la Cámara y 19 al Senado. Para ver los candidatos cuestionados que lograron una curul al Senado vea: Infografía de los cuestionados: http://www.pares.com.co/mafias-y-conflicto/infografia-de-cuestionados-2018-2022/
(2) Esta nueva curul llega luego de la Reforma al equilibrio de poderes que aprobó el Senado a principios de año y que entre otras, elimina la reelección presidencial. Las curules para la segunda votación de la disputa por el principal cargo público del país, también se extendió a las candidaturas con la segunda votación en las elecciones de gobernaciones y alcaldías que tendrán un puesto en las Asambleas Departamentales y Consejos Municipales, respectivamente.