Informalidad laboral en la frontera Colombo – Venezolana
Colaboración de: Trochando Sin Fronteras
El departamento de Arauca se enfrenta a una problemática que no se ha abordado por parte de las instituciones del Estado. Se trata del creciente aumento de la informalidad laboral en la frontera Colombo-Venezolana. Este aumento recientemente se hace visible con la reapertura de la frontera1, asociado a antecedentes históricos que limitan la creación de empresa e industria en la región.
Para construir industria o empresa en esta región se requiere de inversión por parte del Estado y desarrollar la industrialización de la producción agropecuaria. El mal estado de las vías que comunican con el centro del país hace que el costo de producción de un producto o servicio sea elevado.
El conflicto armado es otro factor que afecta la creación de empresa. El abandono del Estado hace que los conflictos sociales vayan en aumento, obligando a comunidades a generar alternativas de hecho, tales como la comercialización informal de productos de lado y lado de la frontera.
La reapertura del paso por el corredor vial del lado venezolano le permite al gobierno colombiano postergar la inversión en vías nacionales. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas-DANE en el 2015 ingresaron por Arauca y Norte de Santander 40.000 mil colombo-venezolanos. La cifra puede ser mayor, dado que existe una cantidad indeterminada de personas que cruzan por ríos o trochas.
La situación social, económica y política que vive Venezuela, a raíz de la guerra económica impulsada por Estados Unidos y los partidos de derecha, ha generado inflación, desabastecimiento y devaluación de la moneda nacional. Esto hace que los colombianos que antes habían emigrado a ese país decidan regresar, al igual que muchos venezolanos que piensan encontrar una mejor oportunidad de trabajo. Estos migrantes aprovechan el cambio de moneda de Peso a Bolívar para obtener una buena suma de dinero, que les permita sostener a sus familiares se quedaron en Venezuela.
Ese fenómeno migratorio profundiza la situación histórica de desempleo en esta región. La demanda de personas que buscan empleo es superior a la oferta de empresas existentes. A esta situación se le suma el pago de salarios injustos, la contratación de personal por horas, la evasión del pago de horas extras, la dependencia de trabajo de unas cuantas empresas y contratos de corto tiempo.
Para el mes de Julio de 2016 la tasa de desempleo en Arauca se situó en 66% y las tasas de trabajo asalariado no alcanzaron el 39 % en el departamento. Así lo afirmó Claudia Camacho, directora de la Bolsa Pública de Empleo. La metodología del DANE en la cual las personas que desarrollan actividades económicas de venta informales en la calle son contadas como ocupados oculta la realidad del empleo en Colombia. Las iniciativas gubernamentales para generar empleo o formalización empresarial se quedan cortas a la hora de ofrecer soluciones. Los requisitos, el tiempo de respuesta y los gastos para acceder a estos recursos son cargas que no todas las personas se atreven a asumir.
El drama
Todos estos aspectos anteriormente mencionados hacen que en el departamento de Arauca, en las calles y aceras, encontremos personas ofreciendo productos, servicios, o pidiendo limosna para alimentar a sus familias.
Al entrar a Colombia, los venezolanos no cuentan con la documentación en regla para acceder a un trabajo formal. Las pocas empresas existentes aprovechan esta situación para pagar menos por el desarrollo de una actividad laboral.
Al existir un alto número de personas que tienen necesidades económicas se dan las condiciones para la explotación laboral. Es decir, someterse a lo estipulado por las empresas o seguir en el rebusque. La otra opción para estos desempleados es acudir al robo, la prostitución o el consumo y venta de drogas.
Otra consecuencia de la falta de trabajo digno es la carencia de vivienda y alimentación adecuada del núcleo familiar. Así mismo se ve afectado el relacionamiento familiar ante la angustia que genera la necesidad.
Alternativas ante la situación
En esta región, históricamente abandonada por el Estado, las comunidades se han organizado y construido su propio plan de vida para vivir dignamente en el territorio. El movimiento social ha creado empresas, cooperativas, organizado sectores productivos del agro para incentivar la producción y garantizar trabajo en condiciones justas. La organización social comunitaria en barrios y veredas es la forma más efectiva que las comunidades han encontrado para buscar soluciones a sus problemas.
Ante la actual situación, se reafirma la necesidad de fortalecer la organización comunitaria y las iniciativas de economía popular, sin olvidar que la obligación de garantizar los derechos es del Estado colombiano.