Villavicencio: Mandato por el territorio y el derecho a la ciudad.
Hay un resurgir de los procesos urbanos los cuales buscan rutas de reconstrucción de un movimiento urbano popular que logre conquistar el derecho a la ciudad. organizaciones de la ciudad de Villavicencio han emprendido ese camino. Este mandato da cuenta de ese esfuerzo de todo el año 2013.
Villavicencio: Mandato por el territorio y el derecho a la ciudad.
Por: Proyecto Gramalote
“Villavicencio, ciudad ambiental y socialmente sostenible”
Doce años después del primer pacto por la ciudad los pobladores de Villavicencio nos enfrentamos a una situación de “cuentas pendientes”, respecto de los acuerdos logrados en ese ejercicio ciudadano. Ciudad cada vez más segregada y excluyente, con tendencia a la pérdida de espacio para la gente y en particular para los niños y las niñas.
El Ordenamiento del territorio es inherente a nuestra condición de villavicenses, nativos o adoptados, por lo que consideramos nuestra responsabilidad decidir sobre nuestro futuro; para ello, planteamos a título de mandato nuestro “PACTO CIUDADANO POR EL TERRITORIO”.
Hablar del Derecho a la Ciudad implica hablar del derecho a construir y decidir sobre las formas de vida de nuestro territorio, de los espacios comunes para el dialogo, de lo público como construcción social y patrimonio histórico, pero también de garantizar espacialmente una ciudad que promueva la comunión de derechos económicos, sociales y culturales de su población en términos de justicia e igualdad.
I.
Retomamos el planteamiento utilizado por la Coordinación General del POT con ocasión del Foro del 12 de noviembre de 2012.
Villavicencio, constituye un tipo de formación urbana muy reciente, superpuesta, por así decirlo, a una espacialidad territorial que no ha logrado aún consolidar una “propia personalidad”: lo urbano de servicios se enclava dentro de un territorio verde, hidráulico, ganadero, agrícola y rural extensivo.
La metáfora del ser “adolescente” explica muy bien su carácter de “territorio en transición, en plena “juventud” con todo su bullicio, sus temores, sus riesgos y el constante consumo de formas culturales, económicas y sociales en procura de un “algo”; esa adolescencia le ofrece la fortaleza de su edad, pero a la vez la fragilidad y la susceptibilidad de su soporte. Se tiene sin duda la energía para producir, pero no puede darse el lujo de descuidar su “oikos”, ni menos consumir en una o dos generaciones la biodiversidad, el medio natural que se le ofrece.
Ese ser adolescente está sin duda en edad de merecer y sobre él está centrada la atención de múltiples ojos que lo miran con deseo, sean éstos(as) viejos(as), “mañosos(as)” o jóvenes impetuosos(as) en busca de nuevos mundos, de experiencias diferentes.
Respecto del modelo de ocupación de Villavicencio, no hay duda, corresponde a procesos de colonización, basados en la “búsqueda” de oportunidades, de un espacio para vivir, para gozar, para capitalizar, para extraer, para reposar el desplazamiento o el despojo.
Villavicencio es hoy “territorio del desplazamiento forzado”; cerca de 100.000 personas construyen territorio en medio del desarraigo y de la indiferencia del Estado, de los Gobiernos y de muchos ciudadanos.
Villavicencio reviste una alta importancia económica, particularmente para el país andino, toda vez que se constituye en la principal ruta de aprovisionamiento de materiales estratégicos (petróleo), materias primas y alimentos de origen tanto animal como vegetal. A su vez, Villavicencio y buena parte del pidemonte orinocense se surten de bienes en el centro del país o importados desde mercados externos. El segundo renglón de importancia está conformado por el tránsito de personas en los dos sentidos, bien sea en plan de negocios, relaciones familiares o simplemente turismo precario, de fin de semana, de negocios o ecoturismo.
Villavicencio es también, para algunos, “oportunidad de inversión”, espacio para segunda vivienda, se lo disputan la metrópoli Región Capital y el gran capital multinacional, pero para algunos debe ser en realidad la “capital del Llano”.
II
Constituimos sin duda un “territorio en transición”; estamos frente a la responsabilidad de consolidar nuestro territorio ambiental y socialmente sostenible, conformar una ciudad amable, educadora, recreadora, para la niñez y la adolescencia; una ciudad verde, ciudadana, que permita e invite al uso pacífico de los espacios públicos y al goce social de los bienes ambientales.
El POT que se formule con base en el presente “PACTO CIUDADANO POR EL TERRITORIO debe:
Garantizar la sostenibilidad mediante la recuperación de bienes ambientales, la restauración ecológica y la preservación del ambiente, con base en una suerte de “reordenamiento” de la ciudad.
Garantizar la restauración de los ciclos de vida en procura de la armonía ambiente – raza humana, en la perspectiva de futuro y como medio de reducir los aportes al calentamiento global y obviamente los efectos del fenómeno.
Construir una ciudad para la gente, particularmente para garantizar el adecuado y sano desarrollo de todas sus comunidades teniendo en cuenta las políticas de enfoque diferencial para niños y niñas, personas de tercera edad, comunidades étnicas y minusválidos.
Garantizar la seguridad de los asentamientos humanos mediante redefiniciones al “modelo de colonización” característico de la ocupación y uso del suelo presente hoy en Villavicencio. Cerca, si no más de 50% de los barrios informales obedecen a asentamientos subnormales que se localizan en zonas de susceptibilidad, amenaza natural o tecnológica, para determinar la calificación del riesgo, la posible mitigación y mejoramiento del mismo o en su defecto reglamentar y determinar la reubicación de esta población, garantizado el derecho a la vivienda en condiciones dignas.
Garantizar el aumento de la oferta de espacio público efectivo definiendo y georrefiriendo concretamente las afectaciones ambientales (bienes públicos) tales como rondas de los cuerpos de agua, suelos de protección y reservas, a efecto que éstas áreas no sean computadas como cesiones obligatorias. El espacio público y las áreas verdes para el goce del ambiente sano no pueden ser compensadas en dineros o en terrenos ubicados en el “espacio aéreo” (terrazas y helipuertos, por ejemplo) como tampoco en otros municipios del llano o del país. El aumento del espacio público efectivo en los próximos 5 años será de4.25 m2 por habitante, para llegar a 5 m2 por habitante. La meta planteada para el final de año 10 de la ejecución del POT es de 10 m2 por habitante, como mínimo.
Recuperar los espacios públicos urbanos, las servidumbres y espacios públicos en suelo suburbano y en suelo rural.
Renovación urbana con participación social, en donde se tengan en cuenta las determinantes ambientales para definiciones sobre la densificación urbana.
Apoyo a políticas de retorno de la población desplazada por violencia que así lo deseen, como mecanismo de combatir la pobreza y la marginalidad en la ciudad.
Dirimir los conflictos de uso de suelo con amplia participación ciudadana, estableciendo acuerdos que permitan en lo posible el uso mixto del suelo, en aras de mejorar la movilidad social.
La capacidad de expansión urbana se determinara con base en la privisión neta de agua potable y los demás servicios ecosistémicos necesarios para hacer sostenible dicha expansión.
El Plan de movilidad y conectividad debe priorizar la necesidad de un Sistema de Transporte público organizado, eficiente socialmente, cómodo y al alcance de toda la ciudadanía, así como estimular los desplazamientos a píe y en bicicleta configurando la infraestructura de alamedas y vías peatonales.
Emprender los elementos jurídicos en materia de ordenamiento necesarios para evitar la explotación minera y petrolera en la zona lateral de la cordillera, y mitigar los impactos que viene presentando la minería de arrastre y la explotación de hidrocarburos en las distintas zonas rurales y urbanas de la ciudad.
Definición de modos de ocupación del suelo ambientalmente sostenibles, socialmente incluyentes e integradores de ciudad, mediante la prohibición de formas de segregación urbana como la expresada en la proliferación de “conjuntos cerrados”.
La estructura tributaria de la ciudad, debe integrar valoraciones generadas por obras públicas en Villavicencio, así como las plusvalías que se producen como consecuencia de decisiones que el Municipio tome en materia de ordenamiento y usos del suelo. en especial estratos altos, como mecanismo de redistribución para mejorar la calidad de vida en zonas marginales de la ciudad.
El POT debe definir y georreferir las áreas destinadas a la política social de vivienda, incluyendo reasentamientos humanos, mediante la declaratoria de “áreas de utilidad pública e interés social”, particularmente de aquellos suelos urbanos urbanizables no urbanizados sometidos a “engorde” y especulación.
Entendemos que el POT no es el Proyecto de Acuerdo o el documento a ser adoptado, sino el proceso de construcción y reordenamiento de la ciudad. Por ello, la formulación del POT de acuerdo con nuestro ordenamiento constitucional y legal debe hacerse con base en la concertación, para lo que nos comprometemos a llevar a cabo las correspondientes mesas que propicien y consoliden la concertación territorial y social de nuestro Ordenamiento Territorial.
Para ello, la Alcaldía debe comprometerse en elementos metodológicos que faciliten la discusión y la interlocución ciudadana sobre el modelo de ciudad, cómo:
Propiciar y respetar los escenario de Mesas Territoriales, reconstruyendo el diálogo “campo – ciudad”, mas allá de las fronteras jurisdiccionales del Municipio, en la perspectiva de definir nuestra estrategia territorial de desarrollo y el ordenamiento o reordenamiento de la ciudad.
Garantizar la información y la divulgación permanente tanto de las propuestas surgidas de las mesas como de las que puedan plantear ciudadanos o ciudadanas.
La agenda de concertación del Plan de Ordenamiento Territorial será publica, toda reunión territorial, o gremial debe conocerse. Nada de agendas ocultas.