Coyuntura mundo: guerras imperialistas, desorden mundial, lucha de clases.
Luis Alfredo Burbano
Para desvelos y dolores de cabeza de quienes critican los análisis estructurales, los balances de correlación de fuerza y el uso de categorías como imperialismo y lucha de clases, esta coyuntura está marcada a fuego precisamente por esas realidades: una guerra inter imperialista de alcances globales, guerras regionales, estallidos sociales en varios continentes, y, como si fuera poco, momentos electorales pugnaces y violentos. El capitalismo en crisis sigue muriendo, un nuevo y transitorio orden geopolítico está llegando.
Colombia no es ajena a estos fenómenos. El escenario electoral no es, ni en Colombia, ni en ninguna parte del mundo, la vía alterna a la lucha de clases, sino el territorio-tiempo donde se confrontan política e ideológicamente, los bloques de clases sociales en que se encuentra dividida la sociedad. Quienes creen que las elecciones son el camino democrático para dirimir las contradicciones se encuentran con una oligarquía en pleno ejercicio de la violencia, la amenaza y el asesinato. Para las clases dominantes la violencia sigue siendo el mejor medio para ejercer el poder y elegir presidentes. Pero, la importancia de este conflicto social y político palidece al lado de la amenaza de una nueva guerra mundial.
Rusia vs OTAN: ni buenos, ni malos… sólo una guerra por el control del mundo
Como ocurre en toda guerra, a la par que se desarrollan las operaciones militares en terreno, se lanzan dispositivos para construir un relato que hegemonice y justifique a los actores del conflicto. Artillería y medios de información son, en igual magnitud, armas de guerra. Estos dispositivos se han ido complejizando a la par de la potente expansión de la revolución digital. La verdad se difumina, las fake news mutan en verdades sesgadas que se mueven simultáneamente en redes, cadenas corporativas de la información, noticieros y medios masivos. La invasión rusa a Ucrania es entendida hoy por la mayoría de los habitantes del planeta simplemente como fruto de la locura dictatorial de Putin (el malo), que ha atacado a un país democrático, según dice la BBC y CNN, gobernado por un valeroso joven, Zelensky, (a la vez héroe y víctima).
Lo novedoso en la construcción del relato sobre la guerra en Ucrania es que se hace sobre la marcha, on line. No hay tiempo para reuniones editoriales, periodistas y medios saben lo que hay que hacer. Sin lugar a dudas es un poderoso entramado ideológico – mediático del maltrecho “occidente” que, bajo un libreto repetido en todos los idiomas, relata las atrocidades cometidas por Rusia y oculta las cometidas por los EEUU y la OTAN, a través de tropas ucranianas y de mercenarios transnacionales. Atrocidades de toda guerra, acrecentadas por la carrera armamentística en la que siguen trabajando sin descanso las llamadas superpotencias.
Poco se habla y se analizan los antecedentes y contextos, las motivaciones e intereses económicos, geopolíticos, militares y culturales del conflicto. Si acaso alguna referencia a la dependencia europea del gas ruso y las sanciones, poco o nada.
¿Punto de Inflexión geopolítica?
Hace un tiempo se viene hablando de una transición geopolítica, que implica el lento declive de los EEUU y el ascenso del bloque China-Rusia. Las guerras tienen el propósito de retardar o acelerar esta transición, dependiendo de su resultado. La guerra de Ucrania es el segundo episodio del enfrentamiento entre los bloques, que tuvo un capítulo importante en la guerra en Siria, y que se resolvió a favor de los rusos. El intento de los norteamericanos de expulsar a Al Assad, fracasó; primero con la manipulación del levantamiento popular y luego con la guerra proxy usando al llamado estado islámico. Rusia no solo bloqueó el avance norteamericano, sino que se posicionó geográficamente hacia el mediterráneo.(1)
Biden, presionado por el Complejo Militar Industrial norteamericano, quienes realmente gobiernan, empezó a ejercer presión sobre Alemania y la Unión Europea, para avanzar sobre Ucrania en la modalidad OTAN. Ya en diciembre de 2021, la guerra estaba declarada, pues Putin advirtió que no permitiría ni bases, ni armamento de la OTAN en sus fronteras (2). La confrontación se daría en cualquier momento.
En el campo militar sólo resta esperar el desenlace en una guerra donde los EEUU-OTAN y la Unión Europea están comprometidas a fondo, con el envío de fondos, armas y mercenarios. Del posible diseño inicial ruso, de una guerra corta queda poco. La guerra será larga, tanto como aguanten las fuerzas ucranianas, que como sucedió en Siria con el estado islámico, ya empiezan a ser abandonadas a su suerte, o tanto como aguanten los presupuestos nacionales europeos, atrapados entre obedecer a la OTAN y entregar armas y dólares, y el descontento interno que, compuesto tanto por industriales y hasta por trabajadores y trabajadoras, empiezan a generar presión sobre los gobiernos, exigiendo no cortar los suministros de gas ruso a pesar de las sanciones.(3)
EEUU, es consciente de que en esta guerra se define una buena parte de la situación geopolítica y por ello se emplea a fondo. Una nueva derrota norteamericana significará el punto de inflexión hacia un nuevo orden mundial.
Guerra mediática: opacar y falsear la verdad
A pesar de la notable articulación de Rusia a la globalización capitalista neoliberal, es objeto de bloqueos y sanciones. La compleja campaña ideológica desatada por Occidente ha ganado ya varias batallas en buena parte del mundo. Hoy lo común, lo que se espera y lo correcto es la adhesión y solidaridad con Ucrania y el rechazo, hasta la cancelación de todo lo ruso. La rusofobia se extendió más rápido que el Covid. Todo lo ruso es malo, Putin es un criminal, asesino, calificativos que podrían tener sustento en la invasión, pero que va más allá hasta llegar a cosas aparentemente absurdas como prohibir la música y la literatura rusa, la competición de los deportistas rusos y, lo que es más traído de los cabellos, prohibir el uso de la letra Z, que es usada como identificador de los vehículos militares rusos. La violencia simbólica y cultural es otra arma de la guerra.
Pregunta Boaventura de Souza Santos: ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Es decir, a esta invasión que puede definir la hegemonía imperialista hacia el futuro inmediato, y propone una respuesta interesante ubicando dos dinámicas o fenómenos complementarios: la incompetencia de los líderes occidentales para integrar a Rusia tras la derrota de la URSS, y el hegemonismo de los EEUU que con esa victoria se creyeron los amos indiscutibles y eternos del mundo.(4)
Los delirios imperiales de Bush y Obama los llevó a invadir y destruir Afganistán, Irak, Libia, Siria, donde, tras la derrota del comunismo soviético, se combatía el nuevo enemigo de la democracia, denominado genéricamente terrorismo. Se creía que el mundo sería eternamente unipolar y que bastaba con destruir focos díscolos que controvertían, aunque no amenazaban, esa hegemonía.
Pero después de los 90s Rusia levanta un proyecto capitalista con base en la infraestructura minero energética heredada de la URSS, y aprovecha una ventaja comparativa: Europa está cerca y necesita gas y petróleo. De forma simultánea China se convirtió en una potencia productiva y comercial, enterrando definitivamente los delirios unipolares capitalistas norteamericanos. La amenaza de China y Rusia se levanta con fuerza, es un bloque que puede tomar el control del mundo capitalista. Con o sin la integración plena, como lo cuestiona Boaventura, primero la competencia y luego la guerra inter imperialista era inevitable.
En estas guerras la verdad no importa, solo el relato de quien tenga más músculo de falseamiento ideológico e informativo. Rusia es presentada como una dictadura en expansión, y frecuentemente se hace referencia a su pasado soviético, cuando en realidad el régimen actual con Putin a la cabeza, es la unión de las tradicionales oligarquías rusas, con modernos empresarios capitalistas, socios de las principales empresas de Occidente, articulados por un imaginario nacional de la Gran Rusia, el cual ha sido amenazado por la OTAN.
Ucrania es presentada como una moderna democracia que hace fila para entrar en la democrática Unión Europea, cuando en realidad, con Zelensky a la cabeza, constituye un régimen de ultraderecha, con fuertes componentes fascistas en sus partidos y fuerzas militares y una ideología conservadora y tradicionalista.
La guerra, motor de la reactivación económica capitalista
Varias industrias se dinamizan con las guerras: indudablemente el complejo industrial militar, empresas logísticas, de telecomunicaciones, alimentarias, de personal (mercenarios), etc. Pero la reconstrucción posterior también es un buen negocio como lo demostró el conocido Plan Marshall o los billonarios programas de apoyo pos guerra en varios conflictos. Empresas constructoras, de suministro de materiales, alimentarias, financieras se lucran de la destrucción. Y hay quienes teorizan sobre esto. El economista neoliberal Tyler Cowen considera que la paz es nociva para el crecimiento y el dinamismo de la economía:
“Sin embargo, ahora se está prestando atención a una explicación adicional del crecimiento lento. Es la persistencia y la espera de la paz. El mundo simplemente no ha tenido tanta guerra últimamente, al menos no según los estándares históricos… Por contradictorio que parezca, la mayor paz del mundo puede hacer que el logro de tasas más altas de crecimiento económico sea menos urgente y, por lo tanto, menos probable“(5)
Según algunos estudios y análisis, tanto la economía de los EEUU, como la rusa vienen estancadas, de ahí que una guerra grande, como reclama Cowen, les viene bien a las dos economías y en general a la economía mundo capitalista. Apretado el gatillo el entorno hegemónico hace el resto.
La guerra en Ucrania ha disparado ya el gasto militar proyectado de todos los países considerados potencias en el mundo. La carrera armamentista ha tomado nuevo aire, ha encontrado en la invasión rusa a Ucrania el pretexto perfecto.
EEUU toma la delantera pues ya ha decidido “modernizar su arsenal nuclear —que supondrá un gasto de 634.000 millones de dólares entre 2021 y 2030 (equivalente al PIB anual de Polonia)” al tiempo que “Pekín trabaja a 360 grados para recortar la distancia de Washington con un esfuerzo constante. El incremento del 7,1% del gasto militar es el último de una larga serie.” (6)
Todo esto en un contexto donde “El gasto militar global ya se hallaba en una dinámica ascendente antes de la invasión rusa. Tras un periodo de contracción en el primer quinquenio de la década pasada, en el segundo registró un paulatino avance de la inversión en defensa. “2020 marcó el nivel más alto desde que tenemos registros comparables, en 1988″, dice Diego Lopes da Silva, investigador del programa de gasto militar y producción de armas del Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo (SIPRI). El total de 2020 rozó los dos billones de dólares (alrededor de 1,8 billones de euros), más que el PIB de España y un 2,4% del PIB mundial.”(7)
¿La derecha, la izquierda, los pueblos?
La derecha global tiene la postura esperada frente a la guerra en Ucrania: cerrar filas ante el mandato imperialista norteamericano, apoyar al régimen de Ucrania y cancelar a Putin. Sin embargo, no dejan de haber curiosidades como el apoyo de Israel, país tan dado a usufructuar el Holocausto a manos de los nazis, al régimen pronazi ucraniano; o, en el campo de la menguada social democracia europea, ¡las amenazas de cortar la cooperación a organizaciones sindicales latinoamericanas que tengan posturas “pro rusas”(8), de parte de sindicatos europeos! Curioso pero comprensible, es la derecha.
Pero en la “izquierda” hay confusión total: desde los que rechazan la guerra, sin caracterizarla, y sin embargo ponen la banderita de Ucrania en sus perfiles, hasta los nostálgicos que ven en Putin a un nuevo Lenin.
Vale la pena mencionar el intercambio de cartas entre los marxistas Alex Callinicos y Gilbert Achcar, donde se aportan elementos de análisis sobre la guerra en Ucrania desde la lectura clásica y actual de la categoría imperialismo. Y, sin embargo, sigue siendo un debate que se mueve entre el rechazo moral a la guerra y las generalidades de las lógicas imperialistas.
La intelectualidad de la izquierda sigue en deuda de un análisis integral del conflicto actual y sus implicaciones. Sobre todo, cuando para los pueblos del mundo las consecuencias de la guerra se traducen en hambre, mayor dependencia, control, manipulación mediática y amenaza de extinción nuclear.
Los pueblos del mundo rechazan la guerra, tanto en su modalidad amenaza expansionista del tridente OTAN-EEUU-UE, como en la respuesta rusa, que implicó la invasión de Ucrania, más allá de las fronteras de las provincias declaradas independientes.
Los pueblos del mundo rechazan también la carrera armamentista, así como la invisibilización de otros conflictos, más antiguos y más sangrientos, como el de la agresión del Estado de Israel a Palestina o de Arabia Saudita a Yemén, de Marruecos al pueblo saharaui o el del Estado turco contra el pueblo kurdo.
Como se puede ver, en el mundo se multiplican los conflictos y las guerras, expresión de un sistema mundo capitalista que agoniza, pero que quiere llevarse en sus ruinas a toda la vida planetaria.
NOTAS
(1) «Hay una guerra imperialista en Siria» en https://www.lamarea.com/2017/01/10/siria-radiografia-una-guerra-compleja/
(2) Putin exige garantías sólidas de que la OTAN no llegará a sus puertas https://elpais.com/internacional/2021-12-02/putin-exige-garantias-solidas-de-que-la-otan-no-llegara-a-sus-puertas.html
(3) El gigante químico alemán BASF alerta de las severas consecuencias para el sector si se interrumpe el suministro de gas ruso. https://actualidad.rt.com/actualidad/425736-basf-alertar-consecuencias-interrumpir-suministro-gas-rusia
(4) Conflicto Rusia – Ucrania: ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? En: https://www.pagina12.com.ar/404252-conflicto-rusia-ucrania-como-hemos-llegado-hasta-aqui
(5) https://economistsview.typepad.com/economistsview/2014/06/the-lack-of-major-wars-may-be-hurting-economic-growth.html
(6) El mundo se asoma a una época de gran rearme En: https://elpais.com/internacional/2022-03-20/el-mundo-se-asoma-a-una-epoca-de-gran-rearme.html
(7) Ibid.
(8) https://cut.org.co/la-cut-demanda-solucion-pacifica-en-ucrania/
(9) Ucrania: un debate necesario. En https://jacobinlat.com/2022/04/06/ucrania-un-debate-necesario-i/