Jóvenes: ¡a recuperar el fútbol popular!
Por: Alejandra Porras – CEDINS
El toque a toque, los pelotazos, las jugadas bonitas, el balón en la red y la alegría que por estos días se vive con el mundial, nos hacen soñar y estremecernos de pasión ante un equipo de talentos de barrios y poblados, que con fuerza, garra y méritos ha puesto en alto el nombre del país en un mundial que ha sido polémico incluso antes de su inauguración.
Este, el mundial 2014, ha sido el más caro y el que ha iniciado de la forma más polémica a causa de las huelgas generales, las protestas, los estadios sin terminar y las fuertes acusaciones de corrupción a la Fifa, realizadas no sólo por los millones y millones de brasileros que meses antes de la inauguración alzaban sus voces de protesta en las calles ante la destinación excesiva de recursos y la desigualdad social que viven día a día, sino también por reconocidos escritores, cantantes, políticos y futbolistas quienes han expresado su rechazo a la forma en como se viene manejando esta fiesta del futbol que se celebra cada 4 años.
Celebridades del fútbol como Romário de Souza, quien es hoy diputado federal por el Partido Socialista Brasileño, ha liderado un movimiento en contra de la contienda y el contexto en el que se ha desarrollado este mundial; Paulo Coelho afirmo: “aunque tenga las entradas, no iré. No puedo estar dentro de un estadio sabiendo lo que sucede fuera con los hospitales, educación y todo lo que el clientelismo del PT [Partido de los Trabajadores] ha provocado”; Lo mismo ha sucedido con otras tantas reconocidas figuras públicas que si bien encuentran pasión en este deporte, rechazan de forma tajante las injusticias, los clientelismos y la mafia de la Fifa que ha salido a flote en este mundial.
Sin embargo no es solo el hecho de las protestas, las acusaciones y el sin sabor que de una u otra manera ha generado este mundial; el excesivo bombardeo de publicidad por parte de los medios de comunicación ha generado el desconocimiento o la parcialización en la información y se hace fundamental tener en cuenta el papel de los jóvenes en países como Colombia quienes en su mayoría terminan enajenados por estas contiendas olvidando el carácter popular que este deporte tiene en el país y el continente. El fútbol se hace día a día en potreros, playas y calles como un acto de socialización, solidaridad y disfrute del ocio.
Esta generación de jóvenes, en ocasiones parece olvidar que los brazos no se pueden bajar ante las injusticias sociales, ante el conflicto y ante todas esas dinámicas que el capitalismo utiliza para desarraigarnos de lo que por años ha sido tradición, como por ejemplo ese fútbol de barrio, el popular, el de las canchitas de micro, el de apostar la gaseosa los domingos; ese futbol que hemos creído, creemos y seguiremos creyendo es herramienta de transformación y organización en los barrios más populares, porque en definitiva ahí no se juega tenis ni golf, como quizás las élites lo hacen; se juega fútbol y esta costumbre no la podemos dejar perder.
Somos las y los jóvenes organizados y no organizados, los llamados a entender y cuestionar dinámicas como las que se presentan en este mundial, en los que la Fifa define una serie de construcciones y gastos excesivos que desconocen las necesidades reales de la gente, que desconocen las problemáticas sociales y que pone en entredicho la imparcialidad a la hora de los juegos, pues de nuevo salen a relucir los negocios que se manejan al interior del fútbol.
Es necesario hacer una reflexión en torno al fútbol como expresión de la cultura popular, que genera espacios de encuentro, pero también da un respiro al rebusque, la desesperanza, la violencia estatal.
Es de nuevo hora de disputar y luchar ese escenario que han convertido en un negocio, que han vuelto el mecanismo más efectivo para enajenar la gente, es momento de que recuperemos este espacio para los sectores más populares, de seguir encontrándonos entre amigos, vecinos, conocidos y demás, en ese potrero o callecita que se cierra para jugar, en ese pedazo de terreno lleno de polvo, en ese espacio que nos sirve para llenarnos de energía y pasión a la hora de jugar, pero sobre todo es hora de seguir construyendo desde las tradiciones y costumbres de las bases, es momento de recuperar el fútbol popular.