HOBSBAWN: EL HEROISMO Y EL COMPROMISO DE LA RAZÓN
“El intelectual opera necesariamente en tres niveles: como analista, en busca de la verdad; como persona moral, en busca del bien y de la belleza; y como persona política, que busca unificar la verdad con el bien y la belleza”.
Wallerstein, Inmanuel. Universalismo europeo. El discurso del poder.
Eric Hobsbawn nació en Alejandría en 1917 y murió, como es sabido, este primero de octubre a la edad de 95 años. Este historiador, que ha sido considerado por Perry Anderson, otro brillante intelectual, como el historiador más importante del siglo XX, escribió en su abundante producción intelectual obras de resonancia mundial como las “Eras” (la Era de la Revolución, la Era del Capital, la Era del Imperialismo), asimismo, La historia del siglo XX, que se inicia, según él, con el advenimiento de la primera guerra Mundial: 1914-1918 y termina con la caída del muro de Berlín 1989. Una época, según él, capaz de las más sublimes promesas de emancipación, pero también determinada por la crueldad y perversidad de la dominación del capital. Una “Era”, pues, acompañada de catástrofes y esperanzas.
Este pensador e historiador tuvo como antecedentes vivenciales el presenciar en Berlín el ascenso al poder de Hitler en 1933, así como la preservación de los ideales humanistas recogidos en el esfuerzo conceptual de una “Teoría crítica de la sociedad”, que intentaba dialectizar los métodos y apreciaciones del psicoanálisis con los logros del materialismo histórico, que había sido instrumentalizado por el dogma estalinista.
En efecto, su compromiso con el partido comunista británico no le distancia de un ejercicio crítico y autocrítico. El discurso del poder o como pensador revolucionario y militante de los ideales políticos del marxismo. Ante la experiencia concreta de los llamados socialismos históricos toma distancia frente al “elitismo” estatal y de partido, que se imponía al pueblo trabajador.
Hobsbawn hacía parte también de esa escuela de historiadores marxistas británicos que lograron realizar soberbios aportes en la interpretación histórica de las estructuras económicas y políticas de la historia europea, así como de las luchas desencadenadas por los explotados y dominados. En “Años interesantes”, la “Era” de Hobsbawn -según Perry Anderson-, se evidencia que la tarea del historiador no solamente es reconstruir el pasado de manera magistral y erudita como lo solía hacer, sino de recoger críticamente la historia desde los de abajo, los que no figuran en la historia ni en el relato de los vencedores, sino que intervenían en esos actos sorpresivos de la historia como lo son las insurrecciones, y en algunos casos las revoluciones. Es evidente y admirable como la tarea del historiador no renegaba de un compromiso político con los explotados y dominados, así como por un claro interés y militancia por la lucha revolucionaria que debía superar la historia misma del capital.
Al ser interrogado por su cercanía con otro magnifico historiador, Edward Palmer Thompson, Hobsbawn afirmaba que el legado del escritor de la “Historia de la clase obrera en Inglaterra” era sustancial para construir o resignificar el pasado también teniendo en cuenta a los excluidos quienes desde sus luchas habían construido “una economía moral de la multitud”. Es decir, se había configurado un acervo cultural, político e ideológico de importancia fundamental para la praxis que acompaña las luchas de los desposeídos en todos los momentos de la Historia.
En efecto, afirmaba Hobsbawn, que la presencia de Thompson fue determinante para superar una Historia repetitiva, ideologizante al servicio de las élites. Y por ello su método de análisis de un marxismo dialéctico había desencadenado un cataclismo académico y político, en el ejercicio y oficio del historiador. Legado imprescindible, evidentemente, en la construcción del pensamiento crítico y el interés emancipatorio del mismo.
Historiadores colombianos como Renán Vega y Mauricio Archila, han sabido de manera magistral, preservar el método de análisis histórico de dicha escuela británica de historiadores marxistas.
Un recuento de la memoria y de la enseñanza oficial de la historia puede corroborar como los relatos de las élites y sus “proezas” buscan legitimar la superioridad racial, social y económica de las mismas. Este escenario de disputa y lucha en el campo de las ideas y el conocimiento, se vio transfigurado por los análisis de los historiadores críticos que interpretan los hechos históricos desde aproximaciones analíticas rigurosas aportadas, en muchas casos por la economía política, la sociología, la antropología, entre otras ciencias. La preservación de un método de aproximación histórica recuperando las acciones de los sectores populares, va a ser preservada y resignificada por los autores historiadores como Vega y Archila.
Esta “economía moral de la multitud”, es decir las luchas sueños, esperanzas, frustraciones presentes en las gestas de los trabajadores, las mujeres, los indígenas, campesinos y sectores populares se verán reconstruidos en textos como “Gente muy rebelde”, que recupera los legados de dicha multitud variopinta que caracterizó el “socialismo mestizo” de principios del siglo XX. El mismo título de la obra de Renán representa un brillante homenaje y reconocimiento a una obra lucida, vital y rica de las experiencias históricas “desde los de abajo” como lo es “Gente poco corriente” del siempre presente Eric Hobsbawn.
Asimismo, en las reflexiones del profesor Archila plasmadas en Identidad y clase obrera se refleja el interés por recuperar un pasado pletórico de experiencias plebeyas, que en algunos casos se transformaron en acciones insurreccionales, y que fueron estratégicamente borrados de la memoria colectiva por los guardianes ideológicos del establecimiento: los historiadores oficiales, conformados por clérigos y militares.
El mantener y resignificar la labor de Hobsbawn representa, en efecto, también rodear y preservar el pensamiento crítico y con ello la acción y el compromiso crítico-emancipatorio con los “desde abajo”. Por ello, la labor y el oficio del historiador Hobsbawn se sintetiza como “una persona política, que busca unificar la verdad con el bien y la belleza”.