Las ciudades, establecidas desde modelos de ordenamiento y control territorial, han venido modificando considerablemente las relaciones económicas, políticas y sociales arrastrando las vidas de quienes habitan en su interior a un modo de existencia gris, individualistas y competitivo, en donde la mayor preocupación radica en encontrar la forma de seguir sosteniendo este tipo de dinámicas, acomodarse en ellas al precio que sea aunque esto implique negociar la dignidad y la felicidad.
En once minutos el cortometraje argentino Los teleféricos del director Federico Actis retrata un pasaje de la vida de Lucas, un joven cualquiera que habita en una ciudad como la de muchos otros ciudadanos del mundo, todas ellas con mismas características y lugares, colapsadas por edificios y viviendas que en la fotografía del corto se encuentra representadas por todas las cuadriculas y conglomerados geométricos que de fondo siempre acompañan la escenografía de la historia en la que solo se evidencian estructuras deshumanizadas, muertas de colores gris y blanco en todas sus gamas.
En imágenes, se puede ver como desde el momento en que nacemos, la vida en las ciudades se encuentra relegada al encierro, a un supuesto orden, al equilibrio perfecto, frase constante durante el cortometraje. Hospitales, salones, oficinas, apartamentos y tumbas son los lugares que terminan haciéndonos “la vida de cuadritos” estructuras que son impuestas para convertirse así en parte de nuestra cotidianidad, en una gran burbuja que por el resto de nuestras vidas nos acompañara pues permanecemos encerrados desde niños en casas o apartamentos, crecemos para seguir enclaustrados en oficinas y así mismo, la vejez terminan en las entraña de un cajón.
Pisos y pisos, vivimos unos sobre otros debido a que las ciudades ya no tienen mas espacio para seguir edificando estructuras amplias; ahora todas ellas tienen que ser construcciones de numerosos pisos, que ofrezcan un gran cantidad de inmuebles que no pasan más de los 40 mts. cuadrados, sin posibilidad alguna de reclamar por espacios verdes o de esparcimiento pues la mayoría de ellos han sido cedidos para darle paso a la aglomeración y la selva de cemento.
Las ventanas son una constante dentro de los escenarios del corto. La ciudad de control se expresa de esta manera, ya no hay espacio para la intimidad todo debe ser expuesto, vigilado, para que todos los habitantes de la ciudades se convierta en vigilantes, jueces y castigadores de las actividades que amenacen con acabar la “tranquilidad” o el orden que ya se encuentra establecido y de cual las personas temen salir porque la realidad que esta por debajo de este amenaza con revolucionar y hacer de este un caos total.
Precarización laboral, jóvenes que a diario buscan la manera de sobrevivir es parte del escenografía de nuestra realidad así como la del corto. Lucas es el ejemplo de muchos jóvenes hoy en la ciudad, seres alienados por el trabajo que se olvidan de los sueños y la forma de vivir de una manera digna puesto que lo único que aparece en su horizonte se traduce en la necesidad de vivir para trabajar y no trabajar para vivir; ante este panorama se hace necesario cambiar nuestra manera de concebir la vida para que en algún momento pase por nuestras cabezas ese mismo pensamiento que pasó por la cabeza de Lucas “tuvo un pensamiento extraño y aunque no supo como ponerlo en palabras sintió que en su vida faltaba perspectiva como nunca lo había experimentado, Lucas se sintió solo por primera vez”
De esa manera entenderemos y buscaremos las formas para empezar a conectarnos nuevamente con otros, reconstruir e interrumpir las formas como actualmente nos relacionamos con el mundo. Para eso se requiere despertar abruptamente y romper esa burbuja en la que nos han metido y promover otros modos de vida y de construcción en la ciudad, para que así podamos darle sentido a nuevos espacios que permitan descansar respirando nuevos aires fuera de esta, dando nuevas visiones a nuestro mirada y abrir horizontes que le den paso a la policromía que se halla mas allá de las precarias imágenes de la ciudad actual, de ahí que Lucas se atreva entonces emprender con su abuelo y con la complicidad de su madre el ultimo viaje.
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