Honduras: a dos años del golpe de estado, tenemos que acabar con la impunidad
Berta Cáceres es coordinadora del COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras), e integra la dirección del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP). En 2009 compartió con Carlos H. Reyes la candidatura independiente a la presidencia, a la que renunciaron para denunciar al régimen golpista .
Desde el golpe de estado ha jugado un rol destacadísimo en el impulso a la movilización social, a la resistencia popular a la dictadura, y a la creación de espacios de poder popular que promuevan la Refundación de Honduras, y la autoconvocatoria a una Asamblea Constituyente.
También ha dado un importante impulso a las redes sociales que en América Latina luchan contra la militarización y la recolonización del continente.
¿Cuál es la situación actual en Honduras desde la mirada de COPINH?
A dos años ya del golpe de estado, la situación en Honduras no ha cambiado. Al contrario, ha desmejorado. Los niveles de impunidad están más afianzados, como se ha afianzado también el proyecto de dominación que se garantizó con el golpe de estado. Podemos ver que el régimen de Pepe Lobo, aunque es débil, ha sido cuestionado por la ultra derecha, que pretende que sea aún más radical, más violento contra el pueblo hondureño en resistencia. A pesar de que Lobo no ha gobernado en estos dos años, se mantienen las estructuras golpistas de represión, de militarización. Se han puesto al servicio de las transnacionales y del poder oligarca -en bandeja de plata- todos los bienes naturales, las riquezas de este país, prácticamente subastándolo a través de eventos como el de San Pedro Sula: “Honduras abierta para los negocios” donde se entregó prácticamente a todo el país: privatización de agua, de proyectos de educación públicos, de salud. Se concesionaron territorio de los pueblos indígenas y negros para hacer hoteles de montaña, privatizando cordilleras para hacer desde discotecas gigantes flotantes frente a los pueblos garífunas, hasta bases militares, puertos para grandes cruceros de lujos, ciudades modelo que ya van a construir -dicen ellos-. La primera en Trujillo, Colón, una zona de mucha conflictividad social y política.
Los gringos han continuado instalando sus bases militares, siguen reforzándolas. Se van a hacer más ejercicios militares conjuntos coordinados por el Comando Sur de EEUU, como los llamados Panamax, donde participa el ejército hondureño.
La situación sigue, porque no se ha castigado a los golpistas. El General Romeo Vásquez Velásquez[1] sigue como ministro director de Hondutel. Todas las estructuras del Ejecutivo, del Legislativo y del Poder Judicial, descaradamente violan los mismos acuerdos que firmaron, como el acuerdo de Cartagena. No les ha importado. Han demostrado de manera descarada, que no hay ninguna intención de aplicar justicia. Ni siquiera se respetó a los que lo han firmado.
Esa actitud del Poder Judicial, por ejemplo, contra funcionarios como Enrique Flores Lanza, muestra que Pepe Lobo ni siquiera manda en este país, sino que es un figurín y que el poder está intacto.
Se firman acuerdos, supuestamente para avanzar en la solución de conflictos agrarios, y no se firman con el estado-gobierno de Honduras, sino con el mismo Miguel Facussé y sus empresas. Una situación que, al mismo tiempo que es ridícula, demuestra lo achicado, lo insignificante que se ha vuelto el gobierno continuador del golpe de estado ante el poder real, ante los poderes fácticos en este país.
En ese marco se da la próxima reunión del Frente en la que un sector que domina dentro de la dirección, pretende encaminar al FNRP hacia convertirse únicamente en un espacio de lucha electoral. Ante eso muchas organizaciones nos hemos posicionado. Planteamos la necesidad de que el FNRP siga siendo lo que ha sido, un movimiento social y político, y que si hay sectores que tienen interés en participar en un circo electoral, pues que lo hagan, pero no con las estructuras del Frente. Decimos circo electoral, porque aquí nada ha cambiado. El Tribunal Supremo Electoral está en manos de los golpistas. Sabemos el poder que tienen, la capacidad de fraude que tienen. También todas las artimañas del marco jurídico que existe, las maniobras que pueden hacer. Nosotros pensamos que si quieren participar de esto, que creen un partido para esos fines, pero sin arrastrar a esa política a este proceso de resistencia que tanto le ha costado al pueblo hondureño.
¿Cómo están evaluando ustedes en este momento los acuerdos de la OEA?
La OEA para nosotros es una cosa muerta -por más que cause risa-, porque es una instancia internacional que ya perdió su razón de ser, no tiene sustento, no tiene razón para existir. Porque se habla con tanta hipocresía del tema de la democracia, de los derechos humanos y a nosotros, como pueblo hondureño en resistencia, realmente nos causa náuseas oír, ver, cómo se traducen en la práctica esas palabras vacías. Estas decisiones no cambian para nada la dura realidad. Ni el reingreso de Honduras a la OEA, ni los acuerdos de Cartagena, ni la participación electoral resuelven la profunda crisis de conflictividad. Una realidad que combina la violación de los derechos humanos, el asesinato, la persecución, la criminalización de los movimientos sociales, con la miseria extrema, galopante, que va en crecimiento. Con más exclusión, más imposición de los organismos financieros, la transnacionalización, la privatización, la entrega total de este país… Estas combinaciones son una bomba de tiempo. Lo que hizo la OEA en San Salvador muestra que el golpismo no sólo existe en Honduras, sino que es a nivel del continente y que tiene mucho poder. Tanto poder que hasta instancias como ésas, en las que participan gobiernos que dicen que son progresistas o populares o de izquierda, han caído en esa trampa del imperialismo y del golpismo.
Es absurdo escucharlos hablar de democracia, con un discurso tan alejado como el de Insulza[2] al referirse a las manifestaciones que hicimos nosotros como COPINH -con otras organizaciones- precisamente ahí en San Salvador, a quienes nos llamó con tono despectivo “los inconformes” y nos llamó a integrarnos a la “nueva oportunidad” que daba el gobierno de Lobo. Dijo que no era todo bueno en nuestros países, pero que se debía hacer el esfuerzo para sumarse al nuevo escenario político. Esto es tremendo, porque la situación política de este país más bien va al reverso, va retrocediendo, en cuanto a los avances que ellos llaman “democráticos”. En cuanto a la OEA, nosotros decimos que reconoció, reincorporó, legitimó al golpe de estado. Ahora ninguna de esas autoridades va a tener solvencia moral, ética, si se da otro golpe de estado, para condenarlo. Eso es lo que han hecho: han abierto las puertas a nuevos golpes de estado. No van a tener ninguna solvencia para condenarlos, para referirse siquiera a ellos, porque ellos lo han legitimado.
De los cuatro puntos de los Acuerdos de Cartagena, que incluso una parte de la conducción del Frente apoyó, no se cumplió nada, salvo el del regreso de Mel, y ni siquiera ese punto se cumplió entero, ya que planteaba el regreso con garantías para todos los exiliados políticos. El resto de los acuerdos están lejos de realizarse, y algunos de quienes los avalaron ya están diciendo que no se cumplen. Por otra parte, circularon informes que hablan de que no habría disposición a realizarlos.
Sí, así es. Nosotros advertimos esto antes de caer en esa trampa. No sabemos de dónde viene esa idea dentro de la conducción, de confiar en el régimen golpista. Incluso no sabemos de dónde sale la decisión de Chávez de apoyar esto, sabiendo que el golpismo aquí es capaz de todo, incluso de dar otro golpe de estado. Pepe Lobo está en “alas de cucaracha” como decimos nosotros. Incluso está recibiendo una campaña de desprestigio, de ataque, similar a la que se desató contra Mel Zelaya cuando era presidente. A eso hay que prestarle mucha atención.
Pero en sí, ya muchos de los que apoyaron los acuerdos de Cartagena, los están cuestionando. Es lamentable por ejemplo que aquí, el noventa por ciento más o menos de los exiliados y exiliadas, no ha regresado al país, porque no hay garantías para venir. El sábado precisamente se asesinó a un reconocido militante de la resistencia de Ocotepeque, que era del sector del Partido Liberal en resistencia. Además, a los mismos ex funcionarios del período de Mel Zelaya ya los están “lapidando jurídicamente” el sicariato jurídico. Ahí el golpismo está empezando a dar sus señales de que puede ir más allá. Lo está haciendo con Flores Lanza[3] que es una pieza muy emblemática de Mel Zelaya, y después puede seguir con el mismo Mel, con Patricia Rodas, o con cualquier otro de estos funcionarios reconocidos. Nosotros anteayer, cuando hablábamos con Mel Zelaya, le decíamos incluso de la posibilidad de un magnicidio, de que pueden intentar asesinarlo. Esto sigue latente. Nosotros creemos que el golpismo es capaz de todo eso. El respeto a los derechos de las personas no se da, el respeto a los derechos humanos no se da, el respeto a los acuerdos y a los estados no se da. Ésa es la situación en este país. Éste es el drama de la realidad, que ni la OEA, ni Chávez, ni quienes apoyaron esos acuerdos están viendo.
¿Qué opinión tienen en COPINH sobre el hecho de que el gobierno colombiano aparezca como uno de los garantes de esos acuerdos y de la defensa de los derechos humanos?
Nosotros como organización dijimos que era inaceptable que el gobierno colombiano participara siquiera en una cosa de éstas como los acuerdos de Cartagena. Es totalmente inaceptable que aparezca como garante, un gobierno -y un personaje como Juan Manuel Santos-, impulsor del paramilitarismo, de la violación de los derechos humanos y de la doctrina de la “seguridad democrática”. Es inaceptable que Santos hable de contribuir a un proceso de reconciliación. Además, la reconciliación no puede ser en base al olvido, a la injusticia, a la impunidad, a la violación continua de los derechos humanos. Entonces, nos parece inmoral, nos parece totalmente contrario a la lógica, pensar en una reconciliación, y que un gobierno como el de Colombia participe en el discurso de la reconciliación.
Maduro, el canciller de Venezuela y la canciller de Colombia vienen a Honduras. Se supone que vienen a revisar por qué se han violentado los acuerdos. Hay una denuncia de Mel Zelaya en ese sentido. Vienen supuestamente a indagar qué es lo que está pasando. La carta de escándalo del cónsul de Venezuela en Honduras se suma a esta situación, porque se ve la posición tan inútil, tan débil de Porfirio Lobo que lo muestra que está muy aislado y muy amenazado por los sectores fundamentalistas religiosos, de las élites poderosas: las iglesias evangélica y católica son una gran presión para él.
Todo esto es un cuadro muy preocupante en Honduras, y tenemos que ser capaces nosotros, desde las organizaciones, de estar listos y listas a enfrentar todo lo que se venga, aparte de luchar contra todas las presiones que trae el saqueo de nuestras regiones, en este proyecto de coloniaje.
Siguen las presiones para privatizar los ríos, para instalar explotaciones mineras, los grandes megaproyectos eólicos de Miguel Facussé, de las transnacionales. Sigue la presión de la militarización en el territorio indígena y negro. Sigue creciendo el feminicidio, la criminalización a los jóvenes. Entonces, yo creo que el mundo no puede estar indiferente ante la situación de Honduras…
El 28 de junio se van a hacer en distintos países de América Latina acciones de solidaridad con Honduras. ¿Quisieras enviar un mensaje para la solidaridad internacionalista con la resistencia hondureña?
Nosotros y nosotras desde aquí, saludamos a todas las organizaciones, a los movimientos sociales, a las personas que traen a su memoria, la memoria histórica de este continente. Queremos decir con todas y todos, que Golpes de estado ¡nunca más!¡¡NUNCA MÁS!! Tenemos que acabar con la impunidad de los mismos. El pueblo hondureño sigue en resistencia. No importa que hayan firmado acuerdos, que se haya incorporado a la OEA, que el FNRP desemboque en un proceso solamente electoral.
Nosotros y nosotras ante cualquier situación, como hondureños y hondureñas, seguimos el compromiso de seguir luchando por la dignificación del pueblo hondureño, para que algún día terminemos con este proyecto de dominación, de opresión múltiple que sufrimos.
Esto que ha pasado en Honduras, nosotros advertimos puede pasar en otro país. No lo debemos olvidar. Como movimientos sociales debemos fortalecernos. Tenemos que fortalecer nuestra autonomía como movimientos sociales, fortalecer nuestras articulaciones, coordinaciones, y nuestra capacidad de dar respuesta a situaciones criminales como las que ha sufrido y como las que sigue sufriendo el pueblo hondureño. Tenemos que exigir el cierre de todas las bases militares extranjeras, el fin a la opresión, a la ocupación y al intervencionismo que hace el imperialismo en todo nuestro continente.
Notas:
[1] Líder militar del golpe de estado, en su carácter de jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.
[2] José Miguel Insulza, Secretario General de la OEA
[3] Manuel Enrique Flores Lanza, ex Ministro de la Presidencia en el Gobierno de Zelaya. Al regresar, con Mel, quedó detenido.