Monólogo del Agua
Hace todavía no mucho tiempo, yo discurría por ríos y vergeles, enverdecía o reverdecía los prados, bosques y terrenos de toda laya: rocosos, arenosos…Yo me hacía en las altas cabeceras de las cuencas hidrográficas donde los páramos me nutrían de la humedad que
líquenes y esponjas sabia y pacientemente absorbían para liberarme paulatinamente y dejarme discurrir río abajo. Abriendo surcos y cuencas me deslizaba sin más preocupación que atravesar esas distancias, irrigando a mi paso, valles y terrenos que sin mí, no producirían ni frutas ni legumbres ni todo vegetal digno de alimentar los seres humanos.
Para hacerme gotita a partir del hidrógeno y del oxígeno, miles de años han debido pasar sobre la tierra, hasta que millardos de gotitas formaran ríos, mares, océanos, glaciares. Para que un ciclo se produzca y reproduzca, la paciencia del planeta ha sido inconmensurable.
He jugado terriblemente y me he embolsado en los glaciares ejerciendo tanta presión, que ay! A veces he producido un gran desastre!!! juntándome a mi paso con lodo y piedras y arrastrando en esa irrupción gente, campos y villorios. Sin embargo, nadie ni ningún ser vivo puede negar mi importancia para todo lo que vive en el planeta. No es por nada que le doy el color a la Tierra. Por eso lo llaman el planeta azul.
¿Qué pasó que hoy soy tan pesada por el plomo como en Pasco-Perú, o por el arsénico o el mercurio vertidos en los río por la explotación del oro en Madre de Dios-Perú?, ¿o por los materiales radioactivos como en Europa del Este? ¿Qué pasó que hoy enveneno la tierra otrora fértil o las arterias y cerebro de las madres y de los infantes que me consumen? ¿Qué pasó que hoy hiedo y soy insalubre como en algunos lagos de Brasil? O simplemente he desaparecido con en el Mar Aral dejando mi espacio a la sal? Mi frescura y lozanía se han perdido!!! ¿He envejecido, como todo envejece en esta vida? Yo, que me consideraba eterna! Yo, que parecía inagotable y reproducible al infinito!
En algunas partes del mundo campesinos y campesinas siguen ofreciendo ritos a las montañas como en los Andes o en el Himalaya, desde donde en otras épocas yo surgía fresca y límpida; pero los cerros y páramos se han vuelto sordos.
¿Me podrán crear algún día en un laboratorio cuando Madre naturaleza no me produzca más? Las fábricas ¿podrán producirme trangénicamente a partir de hidrógeno y de oxígeno sintetizados en el laboratorio? ¿Cuánto costaré? ¿Quién me podrá pagar? ¿Habrá todavía alguien sobre el planeta que pueda producir y que pueda comprar?
Los cerros, los apus de los Andes en América latina, no están sordos! Los sordos son los humanos que, vertiendo cantidades innombrables de químicos insalubres, me han envenenado haciéndome inservible para la vida. ¿Porqué son ciegos, si ellos mismos se están aniquilando?
Ah! el dinero, el dinero, el capital que produce la venta de los productos que sacan de sus fábricas, impera, por encima de la vida real y tangible.
Mi destino es inminentemente finito. No hay vuelta que darle. En la otra esquina me espera el silencio del paso lento y paulatino de los millardos de años que el planeta necesitará para desenvenenarse y tal vez encontrar en su memoria, el “manual” para producirme nuevamente.
En esa espera no podré producir vida…solo se escuchará el trabajo silencioso del planeta. Porque el planeta seguirá, se transformará. Quienes habrán desaparecido serán todos los seres que hoy aun, pueblan la tierra y dependen de mi presencia.
30 agosto 2010