Cine Club El Tarro: los barrios surorientales viven la cultura
Es el sábado en la tarde y el barrio vive su vida de gritos, niños corriendo y gente conversando con una cerveza en la mano o comiendo una picadita. Más allá los pelados le dan al fútbol y enotra parte las señoras preparan un café. De pronto un perifoneo: ¡¡¡ SE INVITA A LA COMUNIDAD A QUE PARTICIPE DE LA PROYECCION DE LA PELÍCULA EL VIAJE DE CHIHIRO, POR FAVOR TRAER COBIJA!!!
Son las 5 de la tarde, estamos todos listos para colgar la sabana, poner las sillas en una de nuestras salas alternas de cine, los parques. Las madres y los niños mientras tanto van alistando el maíz pira o crispetas en bolsas plásticas rayadas, sacan su mejor cobija o ruana para soportar el frio, le echan seguro a su casa y todos cogidos de la mano se encaminan para el TARRO.
Va cayendo la tarde y uno a uno, nuestros asistentes se van organizando en la sala al parque; por otro lado, nuestros emisarios niños de 6 a 12 años se encargan se regar el chisme por el barrio, ¡allá abajo va a poner una película gratis, bajen rápido que ya va empezar! , a los cinco minutos del llamado desesperado se ven bajar los parches de niños riendo, corriendo y apartando los mejores puestos para no perder detalle de la película.
Todo listo, lo primero es probar sonido, es entonces cuando le damos inicio a la película en la que cada uno no hemos propuesto ser directores, espectadores y animadores; por nuestra parte la alegría de convocar y compartir culturalmente con la gente tan golpeada, tan cansada diariamente y que todavía esta dispuesta a ser llamada por la cultura nos hace directores de nuestro mayor largometraje que prácticamente a durado toda una vida; y son madres, niños y jóvenes los que muestran su fortaleza y las ganas por conocer qué otras cosas les ofrece el mundo, aparte de la cruda realidad en la que día a día somos protagonistas, victimas y receptores de crueldad.
Todo en silencio, se abre la imagen en una sabana y el primer reto de los niños es saber cómo es que la imagen sale de aquella caja en la que tan pequeña guarda un mundo animado y en movimiento, tan visible y pero no tangible, es entonces cuando un niño afirma ¿Qué eso que sale de la caja es por magia? Y todos sus parceros en un examen muy exhaustivo de su criterio terminan por afirmar lo dicho por aquel valiente que metió la mano en medio de la luz del proyector.
Presentamos la película todo listo, el frio cala los huesos, sin embargo la gente y nosotros con toda la gana y la disposición, en una actitud de respeto por el arte y el silencio de admiración por los espectadores, le damos inicio al goce de cada película, poniendo de testigo a la hermosa Bogotá que se divisa desde los cerros.
La película va rodando y nuestro quehaceres culinarios también, agua de panela y maíz pira son los aperitivos para acompañar la película, los vecinos del barrio ofrecen sus casas y cocinas para gestar nuestra agua de panela y maíz, cada mujer tiene su receta y como buenas matronas son ellas las que se apropian de la cocción de los manjares, “mijita, para hacer un buen maíz se necesita de una buena mano, preste pa’ ca y yo hago eso y usted y los muchachos encargensen de empacar en bolsitas”.
Entre risas, gestos de asombro, lloriqueos y shhhh, se desarrolla la trama de la película, desentrañando imágenes, figuras y movimientos únicos, que justifican la universalidad del cine y su capacidad de convocatoria para reunir a las personas y que sean ellos los testigos de las visiones y esfuerzos de seres humanos de diversos lugares, pero con una capacidad humana universal, expuestas al servicio de la sociedad y que por lo tanto necesita ser socializada para entablar y desarrollar una conversación universal entorno a la cultura.
Listo el agua de panela y el maíz, ese es el incentivo de nosotros para la gente que con tanto animo han soportado, muchas veces frio o como otras la intolerable lluvia de lentas gotas pero letales desanimadoras de espectáculos. Se reparte y con gran acogida maíz y la caliente agua de panela es repartida para curarnos del frio que desde el parque entre nubes llega para anunciarnos su presencia y compañía como testigo de la reunión que vecinos, estudiantes, jóvenes ,niños, madres y padres entablamos cada ocho días entorno a la cinematografía y la cultura.
Finaliza nuestra película, el aplauso se hace sentir, los agradecimientos y sonrisas por parte de la gente no se hacen esperar, la colaboración tampoco; se baja el telón, se suben las sillas en parche a casi dos cuadras loma arriba. Se cortan la cuerdas de la sabana con magia, se apaga la luz de la caja hechizada y nos deja a la deriva de la luz de la Bogotá que nos recuerda que todavía nos falta y que debemos seguir en nuestra lucha por llegar a más barrios y más gente con la idea de socializar y apropiar nuestra cultura desde y para lo popular.