Algunos retos y debates en la educación popular
Este artículo es una síntesis actualizada de la ponencia realizada por Patricia Bryon y Luz Angela Rojas* para el Encuentro Latinoamericano de Experiencia de Formación Popular el 23, 24 y 25 de julio del año 2009 y publicado en la revista Lanzas y Letras. Nuestro objetivo principal es generar discusiones alrededor de lo que consideramos horizontes dentro de la educación popular y sus retos en la práctica diaria.
Partimos de señalar que la educación popular tiene un horizonte fundamentalmente político-emancipador, que se expresa en la acción transformadora. Desde la organización popular significa aportar a la consolidación del movimiento social popular. Así pues, la educación popular, le apuesta a una pedagogía constructora de un mundo justo, equitativo, es decir más humano.
De acuerdo con lo expresado por Alfonso Torres la “Educación popular es un conjunto de prácticas sociales y elaboraciones discursivas en el ámbito de la educación cuya intención es contribuir a que los diversos segmentos de las clases populares se constituyan en sujetos protagonistas de una transformación de la sociedad en función de sus intereses y utopías”1. Prácticas que se realizan en diversos escenarios y múltiples subjetividades: el líder barrial, el joven, las mujeres, el campesino, el obrero, el afro, el indígena, el homosexual, los ambientalistas, los trabajadores de la cultura etc., desde posturas dialogizantes y negociadoras de saberes, de cosmovisiones, quehaceres y experiencias.
Este marco general de la Educación Popular (EP) debemos entenderlo dentro de un contexto que, para el caso de América Latina, no lo podemos unificar debido a las especificidades de los diferentes países que la conforman. Sin embargo, identificamos algunos elementos en común que influyen en los actores sociales y sus practicas educativas.
Transcurrida ya prácticamente la primera década del siglo XXI, se ve un resurgimiento de la izquierda latinoamericana y procesos populares que abren una gama de posibilidades políticas, donde caben aperturas a la democracia liberal después de la caída de dictaduras, democratización del Estado con mayor participación y protección a la economía nacional o gobiernos de carácter transicional hacia la búsqueda de un nuevo socialismo, siendo lo anterior un factor que ha potencializado el movimiento social y generado derroteros para sus acciones. Esto por supuesto no obvia los debates y contradicciones propias de los procesos, pero consideramos que esas diferencias enriquecen las prácticas.
El caso Colombiano es particular, pues el régimen que lo gobierna es un aliado incondicional de EE.UU, siendo muy alejado de las anteriores tendencias, esto unido a un conflicto social y político que ha generado un entorno adverso para la emergencia y desarrollo tanto de propuestas políticas como del mismo accionar de los educadores populares, que aun bajo estas condiciones se ha mantenido y repuntado en los últimos años bajo múltiples exigencias.
Algunos retos educación popular y movimientos sociales
El anterior contexto ha significado nuevos retos del movimiento popular, en los ámbitos investigativo, axiológico y de reflexión crítica, desanclando viejas prácticas.
En Colombia, un tema tan sensible como son los derechos humanos, dada la práctica por parte del Estado de vulnerarlos de forma sistemática, hizo necesario que la educación popular oriente acciones y aborde en su agenda temas como la verdad, la justicia y la reparación. Desde lo investigativo exige que los educadores populares busquen nuevas metodologías para la recuperación de la memoria que propenda por dilucidar la verdad, para que los ausentes se hagan presentes y genere una memoria colectiva que no permita su repetición y genere acciones de exigibilidad en la restitución de los derechos, siendo necesario reflexionar sobre ¿cómo fortalecer desde la educación popular y sus metodologías la creación de comunidades de memoria?
Así mismo la emergencia del movimiento de derechos humanos nos remite a la generación de identidades que desbordan y amplían la problemática del capital-trabajo para articularse a reivindicaciones como la vida digna2 y en el caso de los derechos humanos la reparación integral, donde consideramos que la EP le aporta a una concepción de los DH desde una visión popular, un ethos que se identifica con los sectores subalternos.
Otro debate que el movimiento social plantea a la EP es el reconocimiento del sujeto en toda su dimensión donde interactúan las dimensiones del humano, sus prácticas sociales, económicas, culturales y simbólicas, recobrando así importancia el tejido social y lo cotidiano.
Lo anterior adquiere importancia para la EP pues plantea retos frente a la interdisciplinariedad, el multiculturalismo, además de reivindicar la solidaridad, la justicia y hacer los utópicos viables de Freire, posibles en todas sus dimensiones, siendo una tarea la apropiación de herramientas como el desarrollo productivo sostenible y la articulación a experiencias concretas como los planes de vida que desarrollan múltiples comunidades dentro de nuestro país, desde sus necesidades, su relación con el territorio y un proyecto de vida que generen planes de acción a mediano y largo plazo.
Algunos retos educación popular y relación con el Estado
La EP ha ganado un posicionamiento dentro de las agendas políticas de los diferentes países de América Latina, que reconocen su importancia en el fortalecimiento de los movimientos sociales, aunque también ha generado algunas tensiones.
Una primera es desde la generación por parte de los Estados de políticas públicas de corte asistencial, que han incidido en la inmovilización de las organizaciones sociales, donde para el caso de la exigibilidad de los derechos sociales, económicos y culturales, la EP ha permitido su posicionamiento al interior de las comunidades. Sin embargo, la falta de una clara diferenciación política entre la institución y las organizaciones han generado que prime una visión política que privilegia un enfoque jurídico, frente a propuesta populares donde el desarrollo legal se acompaña de la cultura, lo organizativo y de repertorios de acción. Esto exige pensar: ¿Cuáles serían las estrategias que nos permitan reapropiarnos de nuestras exigencias y vitalizar su carácter político?
Otro aspecto frente a la relación con el Estado, que incluye también a las agencias de cooperación, es la consecución de recursos, ya que se ha generado una fragmentación en el movimiento popular, relaciones polarizadas entre “puros” e “impuros”, y entre estos últimos, que serían los que reciben algnos recursos, la competencia por los proyectos y disputa de la financiación, que termina en la pérdida de horizonte de algunas organizaciones que para subsistir entran en la lógica de la proyectitis, del activismo y a que sus acciones sean mediadas ya no desde sus intereses sino desde las necesidades de los programas, y las directrices de los funcionarios de turno. Esto ha generado para la EP y su indudable búsqueda de autonomía, un derrotero a la hora de abocarnos a la consecución de recursos y es ¿cómo financiarnos desde nuestras propias dinámicas? o si es con agencias o el Estado ¿cómo hacerlo sin perder nuestro horizonte de autonomía y emancipación?.
Algunos retos educación popular y la investigación
Esta dimensión incluye en un primer momento dialogar con la investigación y su conjunto de herramientas donde se encuentra la cartografía social, la etnográfica participativa o las historias de vida, técnicas que vitalizan y generan estrategias para la EP y su desarrollo. Del mismo modo los postulados de la IAP, como son la recuperación del saber popular y la devolución sistémica de los productos investigativos, hacen necesario entrelazarlos constantemente en los procesos educativos populares.
Finalmente dentro del enfoque investigativo y su relación con la EP, está la necesidad de desarrollar procesos de sistematización entendidos como la reflexión desde los diferentes procesos sociales que desarrollan las organizaciones, con el objetivo de permitir un conocimiento de su historia, sus elaboraciones políticas, debilidades, fortalezas y proyecciones, haciendo de los procesos de educación acciones más racionalizadas hacia el fortalecimiento de las organizaciones desde sus propias elaboraciones.
Sabemos que quedan múltiples interrogantes que desde nuestro trabajo diario tendrán respuestas y más que un texto escrito buscábamos un dialogo, donde siendo coherentes con la EP podamos intercambiar experiencias y fortalecer nuestro quehacer.
Notas:
* Las autoras son investigadoras y educadoras del CEDINS
1. Torres, Alfonso. Educación Popular “trayectoria y actualidad” Editorial el Buho 1ª edición. Bogota. 2007
2. Neveu Erik. Sociología de los movimientos sociales. Editorial Abya Yala. 2ª edición. Ecuador. 2000.