Cómo bajarle a la gasolina
Por: Óscar Vanegas Angarita*
En las dos columnas anteriores expliqué la composición del precio de un galón de gasolina, y demostré que el precio justo para el consumidor final debería ser $6700 galón. También explicaba que el precio podía ser más bajo: $5300 el galón, si el gobierno le daba el mismo tratamiento que se le da al crudo recibido por regalías (29,3 US$/barril puesto en refinería), al crudo recibido de las asociadas por la participación del Estado en los anteriores contratos de asociación.
¿Dónde está el “mico” de este último asunto? Al expedirse el Decreto Ley 1760 de 2003 se le encomendó a la ANH el manejo del recurso hidrocarburífero del subsuelo, la modalidad contractual para la exploración y producción de hidrocarburos, el recaudo de las regalías, la recepción del crudo que le corresponde al Estado como participación en la producción (diferente a las regalías), entre otras funciones.
Como la ANH no es una empresa operadora, ni posee infraestructura… se le delegó la responsabilidad de recibir el crudo de regalías y de participación del Estado, a Ecopetrol S.A., que en su momento era 100% Estatal. Hasta ahí la figura era válida y entendible, pues es como guardar el dinero en otro bolsillo del mismo pantalón. Posteriormente el Congreso expidió la Ley 1118 de 2006, transformando a Ecopetrol S.A. en empresa de economía mixta, autorizando la venta del 20% de sus acciones; de las cuales se han colocado en manos privadas el 11.51%. Sin embargo, a los congresistas se les olvidó especificar que a partir de la privatización, Ecopetrol debería manejar en cuentas separadas el crudo de producción directa (campos operados por Ecopetrol), del crudo que recibe de las asociadas (propiedad del Estado). De esta manera, desde 2007 se configura un daño fiscal, puesto que los accionistas privados se lucran del crudo que les corresponde a todos los colombianos. Ecopetrol puede recibir dicho crudo, pero no tomarlo como suyo, y menos darle trato de crudo a precio internacional.
Como el Presidente de Ecopetrol afirma que la empresa se quiebra si le bajan a la gasolina, existen otras propuestas para bajarle o subsidiarla: por ejemplo, eliminarle a las petroleras las prebendas que les fueron otorgadas durante los gobiernos de Pastrana y Uribe; o imponerles un bono, como el bono de guerra que existió durante las décadas de los ochenta y noventa. Las prebendas vigentes son: disminución de las regalías del 20 al 8% en promedio; descuento del 25% en las mismas cuando el crudo tiene menos de 15 grados API; aumento de su participación en la producción (después de regalías) del 50 al 70% o hasta al 100% en las concesiones asignadas directamente; descuento antes de impuestos de lo que pagan por regalías; eliminación del impuesto de remesa; deducciones tributarias del 40 o 30% de las inversiones en activos fijos, y eliminación del IVA por la maquinaria importada, entre otras prebendas. Los recursos obtenidos por la eliminación de algunas de dichas prebendas o el bono que se imponga, debe ir al sostenimiento del fondo de estabilización del precio de los combustibles.
En honor a la justicia y como aporte de las petroleras al desarrollo económico y social de país, las prebendas deberían eliminarse, pues las condiciones por las cuales se otorgaron, ya no existen: en dicha época el crudo estuvo por debajo de los 20 dólares el barril; hoy está sobre 100 y esa bonanza se la ganan ellas, no el Estado ni los colombianos. Antes el petróleo era un recurso abundante y existía sobreoferta internacional, hoy es un recurso escaso y valioso. Antes nuestra producción estaba en descenso con amenaza de importación, hoy está en ascenso y pertenecemos al club del millón de barriles diarios. Antes el crudo pesado no era comercial y se vendía a menos de la mitad del WTI, hoy lo venden por encima del WTI y representa el 55% de la producción nacional.
*Ing. de Petróleos. Presidente del Orseme.